Saltillo se ha convertido en una ciudad santuario para los refugiados en México

    Ofrecen mejores salarios, seguro social y que los niños puedan ir a la escuela. 8 de cada 10 que llegan son centroamericanos y el resto venezolanos.

    Antes de salir de su país, hay algunas familias venezolanas que mandan mensajes de WhatsApp a la Casa del Migrante de Saltillo para anticipar su llegada como refugiados a México.

    Saben que hay posibilidades de que los agentes de Migración del Aeropuerto de la Ciudad de México los deporten. Así que se anticipan y la Casa del Migrante avisa a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) para que envíen a visitadores a revisar los mecanismos. No son turistas, están huyendo de la violencia política de Venezuela.

    En Saltillo, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) creó un programa piloto para integrar a los refugiados a la vida económica de esa ciudad, lo que la ha convertido en una especie de santuario para los migrantes.

    “Quieren que su destino final sea Saltillo y nos piden apoyo desde allá (Venezuela). Nosotros le avisamos a la CNDH porque sabemos que sí les presentan un escrito pero si al agente de Migración se le antoja no respetar ese derecho, los regresan, por lo menos que los de Migración sepan que ahí andan los visitadores”, dijo Javier Martínez, coordinador del área de protección de la Casa del Migrante Saltillo.

    En 2017, los venezolanos se convirtieron en la segunda nacionalidad con mayores solicitudes de refugio en México; fueron 4042 personas de Venezuela las que buscaron una visa humanitaria, seguido de los 4272 hondureños que también pidieron refugio en el país. En total, la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) registró 14,596 solicitudes de refugio.

    Este año, la Casa del Migrante en Saltillo ha atendido a cerca de 75 migrantes que buscan refugio en México. El 80 por ciento son desplazados centroamericanos por la violencia de las pandillas y el 20 restante son venezolanos.

    ACNUR, por su parte, ha ayudado a 224 personas a establecerse en Saltillo con un empleo formal y seguridad social, desde que arrancó este programa en 2016.

    "Hay una necesidad de conseguir mano de obra que no se consigue localmente, hay más empleo que gente que busque empleo en comunidades locales, se escogió a Saltillo por la buena relación con el municipio", dijo Florian Hoepfner, oficial de Soluciones Duraderas de ACNUR México.

    La forma de operar de este programa es ofrecerles a los refugiados que se encuentren en Tapachula o Tenosique reubicarse en Saltillo con la promesa de obtener un trabajo formal. Los requisitos son tener la resolución de refugiado de COMAR, la tarjeta de Migración y la CURP. No obstante, también hay casos de refugiados que ya se encuentran en Saltillo y también solicitan entrar al Programa de Integración.

    Según Hoepfner, los trabajos que más se requieren están en la industria y en los servicios; hoteles, restaurantes y supermercados. Con un ingreso promedio de 1,500 pesos a la semana, en comparación con el sueldo promedio de 900 pesos semanales que obtiene un refugiado en el sur del país.

    El problema, afirmó Javier Martínez, suele ser el proceso burocrático para conseguir la resolución de refugiado de la COMAR, luego de que sus oficinas centrales resultaron dañadas tras los sismos de septiembre de 2017 en la Ciudad de México.

    “Cada proceso de solicitante debe de durar 45 días máximo, lo marca la ley, con la publicación de la suspensión de actividades, suspendieron esos términos, se están tardando hasta 7 u 8 meses”, reveló.

    Una de las afectadas fue Estela, una hondureña de 38 años, desplazada por los pandilleros de la Mara 18, quienes la amenazaron de muerte por no poder pagar cuotas diarias. Por una década tuvo una boutique de ropa en Tela, Honduras, pero la tuvo que entregar a los maras para que no la mataran a ella o a sus hijos.

    “Ellos no juegan, dicen las cosas y las cumplen, no pude pagar, aunque pedí un préstamo al banco no pude, estuvieron siguiendo al mayor de mis hijos. Me quitaron mi negocio, me seguían hasta mi casa, tuve que abandonar mi casa, saqué a mis hijos, y yo me vine para acá. La vida de ellos (los maras) es hacerle difícil la vida a uno”, contó a Buzzfeed News México.

    Luego de llegar a México hace dos años, Estela y su esposo intentaron establecerse en Campeche pero fueron descubiertos por los mismos pandilleros, así que llegaron a San Luis Potosí, donde presuntos miembros del Cartel del Golfo confundieron al marido de la hondureña con un coyote. Toda esa violencia los motivó a reubicarse en Saltillo.

    Actualmente, Estela trabaja como vigilante de un fraccionamiento de la capital de Coahuila. Tras varios meses de estar desempleada y pedir dinero en la calle para comer, ella y su marido están por conseguir la visa humanitaria que les dará la residencia permanente, gracias a la asesoría legal que le ofrecieron en Casa Migrante.

    Federico Garza, titular de la unidad de Derechos Humanos del gobierno de Coahuila, aseguró que la gran mayoría de migrantes que transita por este estado es para llegar a Estados Unidos como destino final. Sin embargo, el gobierno cuenta con programas de asistencia para los migrantes que permanecen en este estado, como aceptar a sus hijos en las escuelas públicas y atenderlos en hospitales. Existe, además, un albergue para menores migrantes no acompañados en Ciudad Acuña.

    “Por parte de la sociedad empezó una apertura hacia los migrantes. Saltillo se puede considerar como una ciudad que es favorable en cuanto a sus condiciones para el paso y refugio”, explicó.