• saludmental badge

Así es cómo el maquillaje me ayudó a enfrentar mi ansiedad

"Seguir a mujeres con éxito y talento que también luchan todos los días con su salud mental cambió mi forma de comprender la ansiedad que sentía..."

En 2012, hice algo que, en teoría, suena muy difícil: venir de Mérida a CDMX sin tener trabajo o planes concretos. El año pasado comencé a considerar que debía renunciar al trabajo que tuve durante cuatro años. Dejar ir una empresa y un trabajo que ~estaba bien~ por que me molestaban las pequeñas cosas, sonaba a millennial haciendo un berrinche, así que tardé mucho tiempo en convencerme de que mis sentimientos eran válidos.

Para despejarme, empecé a ver (o sea: a escuchar, en horas de trabajo) videos de maquillaje en YouTube. Lisa Eldridge, con su voz calmada y su acento británico posh, me daba instrucciones para aplicar base con la “técnica Eldridge” y yo sentía una gran calma al saber que, aunque nadie podía decirme qué hacer con mi vida, al menos sí podía tener maquillaje on point siguiendo unos sencillos pasos. No se trataba de ser perfecta o querer cambiar mi cara, sino de encontrar formas de mostrarme al mundo en una época muy vulnerable.

Finalmente renuncié. En menos de un mes conseguí un puesto en la Secretaría de Cultura, del que me despidieron en menos de un año por falta de presupuesto. Me robaron el celular y me asaltaron en el mismo mes y mi percepción de mí misma se vino al suelo. Siempre he sido una persona muy independiente, pero ya no me sentía segura caminando en mi cuadra o hablando de mi trabajo. Ya no sabía quién era ni por qué hacía lo que hacía y levantarme en las mañanas era cada vez más difícil.

Mientras pasaba todo esto, fui acumulando suscripciones de YouTube y descubrí algo que no esperaba: muchas de mis vloggers favoritas sufren de ansiedad o depresión y hablan de su salud mental con una franqueza que difícilmente me encuentro en conversaciones cara a cara. Tenía amistades muy sólidas y una gran relación de pareja, pero no lograba comunicarles qué tan preocupada y triste estaba todo el tiempo. Las youtubers no me conocían ni sabían nada de mí, pero publicaban videos que me hacían sentir menos sola.

Soy consciente de que la industria de la belleza está íntimamente ligada con el patriarcado y el consumismo, dos instituciones que quisiera destruir. Sin embargo, en las vloggers que sigo, me he encontrado con valores que van mucho más allá de “verse bonita para los hombres” o que comprando productos es la única forma de sentirse bien. Ellas cuestionan a las marcas que no ofrecen suficientes tonalidades de productos para mujeres de todas las razas, comparten con quienes les siguen sus rupturas amorosas, bodas y problemas familiares y ofrecen un espacio seguro en sus comentarios para hablar de esos temas.

A unos días de la votación por el Brexit en Reino Unido, la británica Samantha Chapman, que lleva el canal Pixiwoo con su hermana Nicola, creó un poderoso look de ojos metálicos: “No van a ver un maquillaje lindo-lindo porque no tengo ganas de hacer algo así hoy. Solo quiero empezar a hacer algo y ver en qué termina”, explicó en el video, que lleva por título ‘Terapia de maquillaje inspirada en los setenta’.

Chapman, junto con Kathleen Lights y Rihan (creadora del canal Wifelife), es una de las vloggers que habla abiertamente sobre su problema de ansiedad, no solo en videos especiales, sino dentro de su contenido habitual. Viéndolas comencé a aprender sobre el tema y a encontrar formas de abordarlo con mis seres queridos. Mientras yo le estaba diciendo que no a eventos que en otra época me hubieran emocionado, sin entender bien qué me pasaba, Kathleen compartió que se perdió de un concierto de Selena Gómez por un ataque de pánico.

Seguir a mujeres con éxito y talento que también luchan todos los días con su salud mental cambió mi forma de comprender la ansiedad que sentía

Las vloggers que sigo han encontrado una manera de compartir su talento (y ganar mucho dinero) sin tener que aparentar que su vida es perfecta o que no tienen problemas personales. Han tomado el trabajo emocional y de mantenimiento que la cultura nos impone a las mujeres y lo han convertido en un trabajo. No sé si todas ellas lo ven de la misma forma que yo, pero siguiéndolas comprendí que es posible querer un mundo mejor al tiempo que se encuentra consuelo en los rituales femeninos.

Seguir a mujeres con éxito y talento que también luchan todos los días con su salud mental cambió mi forma de comprender la ansiedad que sentía. El universo de YouTube me ayudó a pasar el tiempo cuando cualquier actividad me parecía demasiado, a encontrar un lenguaje para lo que me estaba sucediendo. No fue precisamente que los testimonios de estas mujeres me impulsaran a buscar ayuda, sino un proceso más lento en el que, por lo menos, entendí que la ansiedad no es una falla de carácter o un obstáculo insalvable. A fuerza de pensar tanto en el cuidado en forma de sombras o delineadores, tuve que considerar cómo me estaba descuidando en otras áreas.

Claro que los tutoriales jamás podrán sustituir un proceso de terapia como el que por fin inicié hace unos meses. La ayuda profesional fue lo que me dio herramientas para controlar los síntomas de mi ansiedad y para hablar del tema con otras personas. Más allá de consumir contenidos, encontré otras maneras de enfrentar mis síntomas y YouTube se convirtió poco a poco en una de las muchas cosas que hago para centrarme al final de un día difícil, pero siempre estaré agradecida por el tiempo en el que unas desconocidas muy bien maquilladas me hicieron compañía.