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Así es el sexo tras una agresión sexual

"Él no me arrebató mi cuerpo ni mi consentimiento. Todavía los tengo. Sigo estando viva".

Hace poco le pedimos a los miembros de la Comunidad de Buzzfeed que compartieran el impacto que la agresión sexual había tenido en sus vidas, y qué consejos tienen para otros supervivientes.

Nota: Algunas de las siguientes historias contienen descripciones gráficas de agresiones sexuales y también mencionan las autolesiones y el suicidio.

Estos consejos no están pensados como sustitutos de la ayuda profesional. Puedes consultar algunos recursos y organismos ordenados por ciudades aquí.

Y, por encima de todo, que sepas que te creemos.

1. "Tu cuerpo es tuyo y es bello, y puedes volver a sentir que te pertenece. No has hecho nada mal".

2. "Ni siquiera me gusta que mis amigos o familiares me abracen".

"Cuando tenía 13 años sufrí agresiones sexuales por parte de uno de mis compañeros de clase, que también era un buen amigo. Desde entonces no me he sentido cómoda en conversaciones sobre sexo o cualquier cosa relacionada. He conseguido cerrarme a todo el mundo y hablar de mí misma me hace sentir realmente incómoda, porque esa persona me hizo sentir asqueada conmigo misma".

"Han pasado seis años, pero me sigue afectando cada día que pasa. Me resulta prácticamente imposible tener ningún tipo de contacto con nadie. Ni siquiera me gusta que mis amigos o familiares me abracen. Esto me ha pasado factura, pero hace poco he aprendido a dejarlo pasar para que no me destroce por dentro más de lo que ya ha hecho".

—Cameron

3. "Necesito la capacidad de alejarme durante un tiempo de las cosas típicamente 'románticas' (ir de la mano, darse besos) cuando mi TEPT me afecta de manera especialmente mala".

4. "Todavía no puedo ser el pasivo por culpa de aquella experiencia".

"En 2013 fui sexualmente agredido por un tío que había conocido de paso en un restaurante. Yo era un cliente y él un empleado. Acababa de conseguir mi propio apartamento y me emocionaba la idea de invitar a la gente a visitarlo. Le di mi número de teléfono y se puso en contacto conmigo unos días más tarde. Me preguntó si podíamos 'ver algo en Netflix y relajarnos' y conocernos mejor. Yo era un ingenuo y le dije que sí".

"Me presionó para conseguir que fuera el pasivo, algo con lo que no me sentía cómodo. Le dije que la sacara y parase, pero acabó terminando. Después dijo que tenía que ir a algún sitio. También se llevó mi teléfono. Acabé yendo a la residencia de estudiantes de mi ex y esa noche terminé en el hospital. Una vez me hube dado cuenta de lo que había ocurrido me tomaron muestras con un equipo médico de violación. Estuve furioso y con miedo durante los siguientes meses. Afortunadamente, le obligué a usar un condón y no tengo ninguna enfermedad de transmisión sexual. Pero sigo sin poder ser el que pasivo por culpa de aquella experiencia".

—S.C.

5. "Después, siempre me quedo ahí tumbada, preguntándome si fue lo correcto e intentando comprender si realmente lo quería o solo lo hice para agradar a la otra persona".

6. "No tengas remordimientos ni des explicaciones sobre tu sexualidad, y poco a poco la recuperarás".

"Abusaron sexualmente de mí cuando tenía 7 años, y eso me obligó a encontrarme con mi libido años antes de lo que habría sido lo normal para mí. Me masturbaba y alcanzaba el orgasmo sin saber qué eran esas cosas, y siempre consideré que estaba enferma físicamente. Empecé la escuela secundaria y acabé descubriendo lo que eran esas cosas, pero por entonces ya había desarrollado una vergüenza muy intensa en relación a mi sexualidad".

"Una vez intenté suicidarme. Lo intenté por segunda vez unos días después, cuando mi madre vio los cortes. Me obligaron a ir a terapia y recuerdo perfectamente decirles a los profesionales que no pensaba contarles nada a la fuerza. Y eso es lo que me hizo recuperar el poder. Fue algo pequeño, pero empecé a aprender cómo decir 'no' a cualquier cosa que no quería hacer o con la que no estaba de acuerdo".

"La siguiente herramienta que utilicé para mejorar fue la masturbación. Lo que antes era un deseo instintivo que me hacía sentir asquerosa, ahora era algo que me empoderaba. Podía hacerme sentir bien sin que nadie me arrebatara ese control. Era mi cuerpo, podía tocarlo y nadie más tenía ese privilegio a no ser que yo se lo diera. Leía "fan fiction," lo cual me producía un efecto

desencadenante, hasta que la reacción empezó a disminuir poco a poco. Llamémoslo 'terapia de exposición auto impuesta'".

"Mi consejo para los supervivientes es: haz cualquier cosa que te devuelva el poder. Haz las cosas que te gusta hacer, por muy absurdas o triviales que sean, sencillamente porque disfrutas haciéndolas. No tengas remordimientos ni des explicaciones sobre tu sexualidad, y poco a poco la recuperarás. Observa tu cuerpo y piensa en todas las cosas maravillosas que hace por ti. Date permiso para sentirte avergonzado/a, solo/a y aislado/a. Y, poco a poco, construye tu propia escalera para salir de ese agujero. Puede que vuelvas a caerte dentro, pero no pasa nada. Lo más importante es recordarte a ti mismo/a, una y otra vez, que te quieres. Porque nadie puede arrebatarte eso".

— Anónimo

7. "Te preocupa constantemente si van a respetar o no tu consentimiento o si vas a tener una crisis en mitad del acto".

8. "Solo llevo cinco meses en terapia, pero me ha cambiado la vida".

"Sufrí una agresión por parte del que fue mi padrastro durante cinco años, un hombre que me había criado durante mi adolescencia y a quien yo sinceramente consideraba una figura paterna. El impacto que aquello tuvo en mi vida fue enorme. Me sentía asquerosa. Desarrollé depresión y ansiedad. Desarrollé un problema con el alcohol para poder afrontarlo, y un estilo de vida de 'alto riesgo'. Básicamente, buscaba la atención de cualquier persona para intentar recuperar mi sexualidad y lo que él me había arrebatado. Eso marcó el fin de mi relación de cuatro años".

"Tras dos años con ese comportamiento, por fin me di cuenta de que tenía un problema. Me decía a mí misma que estaba bien, que yo era fuerte, que otras víctimas de agresiones y violaciones lo tenían mucho peor. No me identificaba como superviviente ni como víctima hasta que fui a terapia tras una racha en la que estuve de fiesta tres semanas seguidas".

"Solo llevo cinco meses en terapia, pero me ha cambiado la vida. Ahora sonrío. Siento que, cuando los hombres quieren hablar conmigo o mostrarse amables, tal vez no quieran hacerme daño. Es posible que realmente sean buenas personas. Por primera vez en dos años hay alguien que me gusta. He permitido entrar a alguien en mi vida, y no le he echado. Sigo buscando la valentía suficiente para contárselo a mi madre y a mi familia, pero he aprendido que ahora esta es mi historia y puedo contarla según mis propios términos y como me dé la gana. La recuperación sigue progresando, pero por fin puedo ver la luz al final del túnel y sé que en algún momento ese evento dejará de definir mi existencia. Solo será un punto en un mapa".

— Anónimo

9. "El mero hecho de compartir esta historia ya forma parte de mi proceso de recuperación, abriéndome camino hacia el hombre que quiero ser algún día".

10. "Mi agresión sexual afectó a mi vida sexual como un fuego que ardía despacio".

"Mi agresión afectó a mi vida sexual como un fuego que ardía despacio. Inmediatamente después de que ocurriera me sentí perfectamente bien. Empecé a salir con el novio con el que tuve una relación larga a los 19 años, y teníamos relaciones sexuales continuamente. Me encontraba tremendamente cómoda con mi sexualidad. Pero poco más de un año después, me quedaba bloqueada en medio de una relación íntima con él. Era como si de pronto mi vagina se secara. Comencé a sentir que el sexo ya no era una cuestión de dar y recibir sino de dar, dar, dar. Y todo iba dirigido a satisfacer sus necesidades. Tener relaciones sexuales me hacía sentir que me estaban usando. Era como ceder ante una realidad que yo no quería en absoluto. Empecé a alejarme de él. Y lo que es peor: seguía consintiendo las relaciones sexuales aunque era como si me volvieran a violar una y otra vez, solo porque sentía que le estaba haciendo un favor".

"Él siempre me dijo que nunca quiso tener sexo conmigo si yo tampoco disfrutaba. Era y es un hombre increíble, pero yo ya no podía hacer frente a la intimidad forzada. Hace poco lo dejé con él tras dos años y medio, y a veces el sentimiento de culpabilidad que me consume es demasiado insoportable. No sé si el sexo volverá a ser un acto consensual".

"Por último, siento que cada historia de agresiones sexuales sigue siendo válida, independientemente del nivel de violencia o la cantidad de trauma que ocurra después. La historia de cualquier mujer es una historia que importa".

—Amber

11. Tras aquellos abusos me convertí en una persona sexualmente disfuncional, pero encontré una pareja paciente que se preocupa por mí, que siempre me pide permiso y respeta mis límites".

12. "Nunca he conseguido que mi cuerpo se relaje durante las relaciones sexuales".

"Durante mi primer año de universidad mantuve una relación a distancia. Empezó bien, como suele pasar. Después, al principio poco a poco y luego rápidamente, se convirtió en una relación abusiva. Era sobre todo emocionalmente abusiva, pero comenzaron a aparecer elementos de abuso sexual y físico. Él dejó de escucharme cuando yo decía que no quería, o se enfadaba espantosamente porque 'yo antes nunca era así'. Al final aprendí a callarme la boca y aguantar. Poco a poco me armé del valor suficiente para salir de ahí, y mis maravillosos amigos, que me apoyaron muchísimo, me hicieron sentirme segura y me cuidaron durante los meses posteriores".

"Ahora estoy mejor gracias a la terapia, la distancia y los amigos, pero la intimidad física y sexual nunca ha vuelto a ser la misma. Con cualquier pareja en potencia tengo que repasar una lista muy larga de las cosas que pueden ocurrir si hacen algo de manera accidental, qué hacer si sufro un ataque de pánico y el hecho de que no es culpa suya. Sencillamente, todavía no me he recuperado del todo de aquel trauma".

"Siempre me siento muy culpable. Sé que mis parejas tienden a tratarme como si yo fuera una cosa increíblemente frágil. Y nunca he conseguido que mi cuerpo se relaje durante las relaciones sexuales. También tiendo a obligar a la gente que está conmigo a superar más dificultades que antes, y casi nunca me quedo a pasar la noche con alguien a no ser que confíe plenamente en esa persona, porque ya no confío en mi capacidad para protegerme".

— Anónimo

13. "Hace unos años empecé a practicar bailes de estilo burlesque. Recuperé mi cuerpo de una manera sexualmente sana, y nunca me he sentido más feliz".

14. "Tuve un "flashback" repentino, me vi inundada por las emociones y acabé rompiendo a llorar".

"Cuando tenía 17 años mi novio de entonces (ahora mi ex, por razones obvias) me agredió sexualmente. Estábamos en la cama, yo me había quedado dormida y me desperté con sus manos dentro de mis pantalones. En aquel momento me quedé bloqueada, no sabía qué hacer. Siempre había pensado que sería el tipo de chica que se enfrentaría a la situación, pero nunca sabes cómo vas a reaccionar en ese momento".

"Han pasado dos años. Hace poco traje a un chico a casa después de salir por la noche. No tuvimos relaciones sexuales, pero mientras estábamos en la cama dio la casualidad de que estábamos en la misma postura que aquella noche en que mi ex me agredió sexualmente. Tuve un "flashback" repentino, me vi inundada por las emociones y acabé rompiendo a llorar. Tuve que echar al chico de mi casa y llamar a una amiga que se pasó un largo rato tranquilizándome y consolándome. Hacía mucho que no pensaba en mi ex, pero esto demuestra que ese tipo de cosas pueden seguir afectándote incluso años después".

— Anónimo

15. "Estar con ella me ha ayudado a curarme de la agresión mejor que con ninguna medicación o terapia".

16. "Ahora me puedo comunicar con mi pareja. Cuando el trauma asoma la cabeza durante el sexo, digo algo".

"Mi padre es pedófilo. Cuando tenía 13 años encontré su alijo de pornografía infantil. Lo absorbí todo a lloros. Poco después mis padres se divorciaron".

"Evité el sexo hasta que, con 18 años, una mujer en me forzó en una fiesta. Disocié hasta que ella había terminado de utilizar mi cuerpo. Después estuve saliendo con ella durante un año. Pensé que el sexo era eso. Dolor, obligación, agresión, vacío.".

"Busqué ayuda profesional a los 24 años, cuando empecé a tener ataques de pánico a diario. Tras dos años de sesiones semanales (gracias, servicios sanitarios universales canadienses) pude recuperar mi sexualidad y sentirme furiosa con mi pasado a la vez que lo perdonaba. Ahora puedo comunicarme con mi pareja. Cuando el trauma asoma la cabeza, digo algo. Funciona. Ya sé como puedo volver a disfrutar follando. Me siento muy agradecida".

—Juliet

17. "Ver lo que mi cuerpo era capaz de hacer me aportó algo más en lo que centrarme y me hizo enamorarme de mi cuerpo de tal manera que también acabé amándolo en el dormitorio".

18. "Él no me arrebató mi cuerpo ni mi consentimiento. Los sigo teniendo. Sigo viva".

"Tengo casi 19 años. Biológicamente soy mujer, y también soy pansexual y no binaria. Fui agredida por mi ex novio, que después me agredió tres veces más. Una de estas agresiones ocurrió el día de mi 17 cumpleaños. Cada año, cuando llega mi cumpleaños, me encuentro demasiado deprimida para celebrarlo porque mi cuerpo fue violado ese día. Ese chico asqueroso me arrebató el derecho que tengo como ser humano a dar el consentimiento de mi propio cuerpo".

"Cuando aquella relación se terminó, retomé una relación con otro ex. Me sentía sucia, y sentía que él estaría sucio si me tocaba. El sexo estuvo vetado durante muchos, muchos meses. E incluso cuando lo hacíamos él no podía tocarme en ciertos sitios, porque eso me hacía romper a llorar. Probé a ducharme para deshacerme de la sensación de las manos de mi agresor en mi cuerpo. Cuando eso no funcionó probé con las auto lesiones. Cortes, quemaduras, puñetazos.. cualquier cosa para distraerme de la sensación que tenía de él. Le denuncié a la policía y no hicieron nada. Sentía que yo no tenía valor ninguno. Ni siquiera podía conseguir justicia para mí. Desarrollé una adicción a los medicamentos con receta para intentar anestesiar lo que sentía".

"Fueron noches innumerables tomando pastillas, rebanándome la piel y llorando, hasta que me di cuenta de que no era culpa mía en absoluto. Estaba en una situación que no podía controlar. Mi cuerpo sigue siendo mío. De hecho, él no me arrebató mi cuerpo ni mi consentimiento. Los sigo teniendo. Sigo viva".

"A todas las personas que han sido víctimas de agresiones sexuales: Te creo. No fue culpa tuya. Con el tiempo te darás cuenta de eso. Con el tiempo serás más fuerte que nunca antes. Puede que no puedas olvidarlo o superarlo al 100 %, pero puedes y podrás dejarlo atrás. Creo en ti".

—Tyler

19. "No es como tener ganas de comer tarta cuando estás a dieta; más bien es como darte cuenta de que ya no te gusta la tarta".

20. "Lo mejor que puedes hacer por ti es buscar ayuda y enfrentarte a muerte a la vocecilla de tu cabeza".

"Tras una relación emocionalmente abusiva y manipuladora que duró dos años, durante la cual se produjeron numerosas agresiones sexuales mientras yo estaba en la universidad, acabé rota. No tenía deseos sexuales, no tenía autoestima y la idea de volver a tener relaciones me aterrorizaba por completo. Todas las relaciones que he tenido desde entonces han sido cortas, ya que no podía soportar ninguna interacción física a causa de las abrumadoras sensaciones de pánico, culpabilidad y vergüenza que sentía después. Empecé a evitar cualquier tipo de intimidad".

"Hasta que, cuatro años más tarde, conocí a un chico hacia el que tenía sentimientos muy profundos, y se me ocurrió que no podía seguir bloqueando el problema. Su apoyo y paciencia me hicieron darme cuenta de que me merecía algo mejor, y de que en realidad nunca había lidiado con la ansiedad y el miedo sino que me limitaba a enterrarlos y evitar que aparecieran".

"Por fin busqué ayuda en una clínica para el tratamiento de la ansiedad y problemas de comportamiento, que estaba disponible en mi universidad. Me diagnosticaron un caso leve de TEPT y pasé ocho meses en terapia trabajando para enfrentarme a la ansiedad en vez de evitarla. Los pasitos que vas dando marcan la diferencia, pero para mí lo más importante fue darme cuenta de que lo que me había ocurrido no fue culpa mía. No tenía motivos para sentirme avergonzada ni culpable porque no había hecho nada malo. Cuando eso hizo "clic" en mi cerebro fue mucho más fácil reconstruirme. Lo que quiero que sepan otras víctimas de las agresiones sexuales es que nunca debes evitar esa ansiedad. Recuerda que todas las historias son diferentes y las cosas ocurren dentro de un espectro. El hecho de que no me apuntaran a la cabeza con una pistola no quiere decir que no me violaran. Y lo mejor que puedes hacer por ti es buscar ayuda y enfrentarte a muerte a la vocecilla de tu cabeza. Y recuerda que nunca estás solo/a".

— Anónimo

21. "La semana pasada pude darle un abrazo a un amigo varón sin ponerme tensa. ¡Me sentí muy orgullosa de mí misma!"

22. "Estaba convencida de que era lesbiana cuando en realidad soy bisexual, porque la idea de tener relaciones sexuales con hombres me asqueaba".

"Cuando era adolescente sufrí abusos sexuales durante varios años. Por culpa de ello desarrollé miedo hacia los hombres, hasta el punto de que no podía soportar que me tocaran".

"Estaba convencida de que era lesbiana cuando en realidad soy bisexual, porque la idea de tener relaciones sexuales con hombres me asqueaba. Los hombres me seguían atrayendo, pero me daban miedo. Conseguí superar el miedo en parte dejando que el tiempo curase las heridas, en parte hablando del tema, en parte encontrando a un hombre en el que puedo confiar y en parte aprendiendo a defenderme. Los abusos sexuales y las violaciones no son lo mismo, pero los abusos sexuales siguen siendo algo de lo que vale la pena hablar".

— Anónimo

23. "Comienza despacio; por ejemplo, intercambiando mensajes de texto o hablando por teléfono con la persona que te interesa".

24. "He descubierto que, como mi agresión ocurrió dentro de una relación, tiendo a presionar para que haya sexo en mi relación actual".

"En noveno curso tuve un novio con el que perdí la virginidad. Acabó violándome. Cuando todo empezó yo estaba durmiendo. Fingí seguir dormida hasta que terminó y después me volví a dormir. Nunca lo denuncié, y cada vez que quise cortar con él me amenazaba con suicidarse. Durante una discusión los dos nos pusimos físicamente violentos. Le empujé y él acabó agarrándome por el cuello y lanzándome contra la cama. Estuve con él durante casi dos años hasta que la relación por fin terminó".

"Ahora he descubierto que, como mi agresión ocurrió dentro de una relación, tiendo a presionar para que haya sexo en mi relación actual. Siempre soy yo la que inicia las cosas. Creo que es porque intento protegerme para que no me vuelvan a hacer daño; por eso estoy abierta a todo sexualmente, incluso si no quiero estarlo".

—Chloe

25. "Por muy estúpido que parezca, pasé muchas horas viendo Ley y orden: Unidad de víctimas especiales. La serie tiene tantos episodios que pude escuchar a Olivia Benson tranquilizándome con respecto a todas las cosas específicas que me preocupaban".

26. "El miedo que siento cuando estoy en una situación sexual es paralizante. No obstante, lo único que me preocupa más que el miedo es la ignorancia que existe en torno al tema de las agresiones sexuales".

"Cuando tenía unos siete años empecé a sufrir agresiones sexuales por parte de alguien muy cercano a mí y en quien confiaba plenamente. Estos hechos duraron aproximadamente año y medio. Iban desde pedirme que hiciera actividades sexualmente explícitas para mirarme mientras las hacía, hasta acabar siendo tocada y agredida. No tenía ni idea de que lo que me ocurría estaba mal, hasta que mi madre se enteró de lo que pasaba".

"En cuanto al impacto que esto ha tenido en mi vida sexual, a menudo he sentido el impulso de hacer que las cosas vayan muy deprisa y de ponerme al mando de situaciones que están fuera de mi elemento para tener cierto control sobre las personas que están en mi vida. Ahora soy una lesbiana de 16 años que camina muy deprisa por los sitios y evita el contacto visual con los varones que me rodean. A menudo sufro ataques de pánico en medio de un momento íntimo con mi novia. A medida que veo como mis amistades pierden la virginidad y disfrutan de sus florecientes vidas sexuales, la mía está empañada por el miedo, los recuerdos reprimidos y una mujer frustrada".

"El miedo que siento cuando estoy en una situación sexual es paralizante. No obstante, lo único que me preocupa más que el miedo es la ignorancia que existe en torno al tema de las agresiones sexuales. No soy lesbiana porque sufrí agresiones. Soy lesbiana porque soy una puta lesbiana y punto. No sufrí agresiones porque me visto de manera provocadora, sufrí agresiones porque las agresiones no tienen que ver con el sexo sino con el poder. Y a todos los que dicen que eso por lo que estás pasando no es para tanto, os prometo que todos tus sentimientos son válidos incluso si no los entiendes".

— Anónimo

27. "Siempre me he preguntado si mi asexualidad se debe a los abusos que sufrí por parte de aquel tío cuando yo tenía seis años".

28. "A veces me resulta más fácil alcanzar el orgasmo cuando en mi cabeza imagino escenarios falsos o personas y famosos falsos en vez de centrarme en lo que le está ocurriendo a mi cuerpo en esos momentos".

"Hace unos cuatro años tuve una relación emocional y físicamente abusiva, algo que sigue afectándome a día de hoy".

"Ahora llevo casi dos años con mi actual novio (llamémosle Hugh). Es el hombre más amable, dulce, comprensivo y cariñoso imaginable. Pero incluso así a veces me resulta increíblemente difícil tener relaciones íntimas con él. Incluso hoy a veces me resulta más fácil alcanzar el orgasmo cuando en mi cabeza imagino escenarios falsos o personas y famosos falsos en vez de centrarme en lo que le está ocurriendo a mi cuerpo en esos momentos con Hugh. Supongo que es una rémora de cuando pensaba en otras cosas (cualquier otra cosa) mientras tenía relaciones sexuales (a menudo forzadas y no deseadas) con mi ex".

"También a veces prefiero a veces 'hacerlo yo misma' que tener sexo con Hugh. Y no es porque no quiera hacerlo con él, sino porque sé, fuera de toda duda, que yo nunca me podría hacer daño. Solo hago lo que me hace sentir bien. Ni más ni menos".

"A veces, ahora, ni siquiera me gusta cuando Hugh me mira mientras tenemos relaciones sexuales. Y en muchas ocasiones he terminado llorando después, solo por la vergüenza que aún me viene encima cuando tengo sexo: un recordatorio de mi anterior relación, cuando la vergüenza era el sentimiento principal. Sigo sintiendo vergüenza incluso ahora, a pesar de la parte racional de mi mente que sabe que el sexo es algo sano, bueno y agradable cuando es con la persona adecuada. También he descubierto que me preocupa demasiado agradar al otro (otra rémora de mi ex manipulador, que quería que yo hiciera lo que él quisiera, independientemente de si yo lo quería o no)".

—Isabel

29. "Me compro ropa interior que me hace sentir sexy porque por fin quiero volver a sentirme sexy".

30. "Estoy bastante segura de que esa es la razón por la que ahora tengo vaginismo".

"Soy una mujer de 21 años, estudiante universitaria. Cuando tenía 18 años le dije a mi novio que tendríamos relaciones sexuales la noche del baile de fin de curso. El problema es que él no me atraía, y yo no comprendía que hace falta estar excitada para que el sexo sea placentero. Cuando me penetró por primera vez casi grité de lo mucho que dolía. Le pedí que parase, pero me chantajeó emocionalmente y me dijo que teníamos que seguir. Me sentí atrapada y dije que vale, pero no me gustó nada. Siguió siendo doloroso, pero como yo quería ser una 'buena novia' no dije nada".

"Estoy bastante segura de que esa es la razón por la que ahora tengo vaginismo Puedo sentir atracción, pero en cuanto alguien intenta meterme el pene ya no puedo hacerlo".

—Emma

31. "Me encantaba el énfasis tan potente que se le da a la comunicación y el consentimiento en la comunidad BDSM".

32. "Redescubrir mi sexualidad fue como una liberación. Fue el último aspecto de mi vida que el hombre que me violó pudo definir, y también lo recuperé".

"Cuando estaba en la universidad salí con un hombre que, en retrospectiva, era cada vez más agresivo a medida que nuestra relación avanzaba. Fue mi primera pareja sexual y se mostraba muy sutil al respecto cuando estábamos juntos, pero yo no lo veía. Cuando rompimos me mudé y cambié de número de teléfono, pero de alguna manera encontró mi apartamento y entró dos veces por la fuerza, para violarme mientras me apuntaba con una pistola".

"Más tarde, un amigo y yo empezamos a hablar y acabamos convirtiéndonos en amigos con derecho a roce. Resultaba perfecto para ayudarme a recuperar mi autoestima: no me preocupaba por agradar al amor de mi vida; solo era un amigo que podía marcharse cuando quisiera sin que ello llevara a sentimientos negativos o corazones rotos. Algunas veces el sexo era extraordinario y resultaba emocionante explorar. Otras veces las cosas podían ir bien y de pronto yo me sentía aterrorizada y lo paraba todo, o incluso no podía ni empezar. Él se mostraba paciente y respetuoso, y si se sintió frustrado ni siquiera se le notó. Pero también me trataba como a una mujer; no me trataba como si estuviera rota o fuera frágil o una ingenua, lo cual era muy importante".

"Siempre tuve miedo de que ser violada iba a definirme. Les he contado esto a muy pocas personas (aunque lo que más lamento es no haberle denunciado). Redescubrir mi sexualidad fue como una liberación. Fue el último aspecto de mi vida que el hombre que me violó pudo definir, y también lo recuperé. No estoy segura de que mi amigo pueda llegar a comprender el regalo tan grande que me hizo".

— Anónimo

33. "A veces mi novio quiere abrazarme o besarme, e incluso si no estoy realmente en contra de ello acabo diciendo 'no' sencillamente porque puedo hacerlo".

34. "Ahora comprendo que lo que yo elijo hacer sexualmente y el abuso que sufrí son dos cosas diferentes. Ahora puedo elegir".

"Sufrí abusos sexuales durante la mayor parte de mi niñez. Conocía lo que eran los genitales y la pornografía incluso antes de saber lo que era el sexo. Los abusos terminaron cuando tenía 15 años. Estaba tan destrozada emocionalmente por todo que pensé que la masturbación y los impulsos sexuales estaban mal. Me maldecía por tener impulsos sexuales y sentir curiosidad, porque no tenía muy definida la frontera entre lo que era abuso y lo que era normal. Pensaba que yo era igual de mala que él".

"En el instituto llevaba un anillo de pureza y me mantuve virgen durante los cuatro años, algo de lo que sigo estando orgullosa. He tenido relaciones íntimas con dos chicos, dos chicos por los que tenía sentimientos profundos, y nunca fue fácil. Hizo falta mucha paciencia y sanación, pero ahora comprendo que lo que decido hacer sexualmente y el abuso que sufrí son dos cosas diferentes. Ahora puedo elegir".

—Lindsey

35. "Llevo ya casi tres años con mi nuevo novio y todavía no he podido tener relaciones sexuales con él".

36. "Soy mucho más cerrada, y muchas personas que desconocen lo que ocurrió creen que es solo porque senté la cabeza y me casé. Pero no es así".

"Antes de la agresión la intimidad era un área de mi vida donde encontraba mucha felicidad y liberación del estrés. Flirteaba mucho, me encantaba la lencería bonita y estaba en contacto con mi sexualidad. Desde que sufrí la agresión me he vuelto mucho más reservada. A veces sigo culpándome por la agresión, por haber flirteado tanto. Yo era el tipo de chica que escribía su teléfono en las servilletas de los bares y se la pasaba al chico más guapo del grupo que estaba tocando. Flirteaba platónicamente con hombres y mujeres".

"Ahora me resulta difícil hacer cualquiera de esas cosas sin sentir que podrían utilizarlo en mi contra. Ahora soy mucho más cerrada, y muchas personas que desconocen lo que ocurrió creen que solo es porque senté la cabeza y me casé. Pero no es así. Siento que he perdido una gran parte de mí misma. Todavía puedo disfrutar de la intimidad, pero también es un área de mi vida de un tremendo estrés, más que un oasis alejado del estrés".

"Sigo trabajando para resolver mis problemas todos los días. Aunque me gustaría ser tan divertida y desenfadada como antes, y aunque me gustaría seguir en la universidad (la dejé por culpa del TEPT), no creo que pudiera volver y hacerlo todo de nuevo si tuviera la oportunidad. No tener TEPT sería genial, pero mi vida ahora también tiene muchas cosas buenas, que no podría haber imaginado posibles de no haber pasado por un cambio enorme en mi manera de vivir la vida. Tengo un marido fantástico. Juntos tenemos un hogar maravilloso y un gato realmente genial. Evidentemente eso no quiere decir que me alegre de haber sido violada (no dudaría en quemar a mi violador si fuera legal). Solo digo que la vida sabe arreglarse si sigues adelante".

—Vivienne

37. "Hay personas a las que les ha afectado de distintas maneras, como a mí y muchas otras personas que viven una hipersexualidad inducida por el trauma".

38. "Eres alguien válido, mereces el amor, nunca fue culpa tuya y nunca será culpa tuya. Mereces vivir tu mejor vida".

"Soy un hombre trans de 19 años. La agresión sexual me ha convertido en un recluso. Cualquier relación casi me da asco cuando aparece el sexo. A veces solo bastaba con que hubiera algo de romance para que me alejara de esa persona y quisiera morirme. Me he sentido como un juguete y me sigo sintiendo así, y resulta deprimente ver cómo esto ha afectado a mi percepción de la confianza en los demás. Sigo pensando que a mis parejas les debo sexo a cambio de su amor, y que mi consentimiento nunca importará mientras mis parejas estén satisfechas".

"Padezco TEPT y a menudo pienso en el suicidio. Ambas cosas tienen que ver con parte de ese trauma. Sé que tengo muchos años por delante, pero sigo sin ver el potencial de ninguna relación donde no me estén utilizando para la única cosa para la que las personas que abusaron de mí creen que valgo: el sexo. Me ha llevado tiempo darme cuenta de que mis experiencias son válidas".

"Mi mejor consejo para los supervivientes: No dejes que ni una puta persona te diga que no te hicieron daño ni te traumatizaron. Eres alguien válido, mereces el amor, nunca fue culpa tuya y nunca será culpa tuya. Mereces vivir tu mejor vida".

—Damian

39. "Me gustaría decirles a otros supervivientes de violaciones: ¡Sea como sea tu manera de vivir el sexo ahora, está bien! Tu cuerpo te pertenece, y eso significa que tu vida sexual es válida independientemente de la impresión que dé".

Las respuestas se han editado por motivos de claridad y longitud.

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Este artículo ha sido traducido del inglés.