Llegó el final de Mad Men...
Y lo único que te mantiene con los ánimos arriba...
Verdaderamente inolvidables...
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Empecemos por la (ya no tan) pequeña Sally Draper.
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Esta bolita rubia de fuego es la única mujer que puede poner a Don Draper en su lugar.
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Y es que Sally sabe cómo está la cosa.
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No hay nadie que represente rebeldía adolescente como ella.
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Incluso cuando tiene que aparentar ser un rayito de sol.
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Su transición adolescente es puramente envidiable.
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Y su versión hippie, también.
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Sally sabe mantenerlo casual cuando es necesario.
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Y subirle dos rayitas cuando la situación lo amerita.
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Betty Draper, la reina del hielo y del estilo.
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Una mujer que parece primera dama en cada cuadro.
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Y enamora a todos los hombres que la conocen.
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Hasta ayudándole a sus hijos con la tarea se ve ideal.
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Nadie como ella para combinar la pancita de embarazada con encaje blanco.
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Y para subir la temperatura con un simple vestido.
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Partiendo plaza mientras sale a pasear.
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O usando un vestido icónico que terminaría con todo lo que creíamos hasta ese momento.
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Peggy Olson, el ejemplo a seguir.
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No hay nadie como ella.
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Y no deja que nada fuera de su control la altere.
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Conoce a la perfección el código fashion de vestimenta para la oficina.
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¿Sombreros y mascadas?
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Y en su versión clásica.
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¿Quién no se acuerda de este momento climático?
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Desbordando caché hasta cuando le hacen propuestas indecorosas.
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Perfecta para la playa.
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Y en su versión rubia de alto impacto.
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O simplemente estando ahí parada.
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Y esos estampados que sabe llevar como nadie.
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Mantenlo sexy, Megan.
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Y Joanie, la bomba sexual más explosiva del mundo de la publicidad dramatizada.
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Sabe que unos labios rojos son el accesorios perfecto.
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Que el estilo vintage se ve increíble.
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Y que una mascada puede ser todo lo que desees.
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Los estampados no están prohibidos.
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Y los colores fuertes son dominantes.
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Con Joan no se juega.
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Es una mujer que porta sus curvas con absoluto orgullo.
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Y no tendría porque no ser así.
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Y, como todas las mujeres fuertes de Mad Men, lleva su feminidad en cada poro de la piel.
