1.
Es probable que te hayan sacado de clase injustamente por estar “hable y hable” más de una vez.
2.
Aunque sólo hayas abierto la boca para decirle “gracias” al de junto por prestarte su sacapuntas.
3.
Tus carcajadas también te han causado problemas.
4.
No importa si todos se ríen, la única que reconoce el maestro es la tuya.
5.
Tus amigos te dicen que no tienes filtro porque dices lo que piensas.
6.
No se dan cuenta de que los demás también lo hacen pero no tan fuerte como tú.
7.
Muchas personas piensan que eres imprudente.
8.
No entienden que, más bien, nada te da pena.
9.
Te han dicho que eres muy “intenso.”
10.
Te han diagnosticado hiperactividad de manera muy superficial.
11.
Muy seguido te preguntan si estás enojado porque hablas demasiado alto.
12.
La gente cree que intentas llamar la atención todo el tiempo.
13.
Mucha gente que no conoces tiene una opinión seria sobre ti.
14.
Te preguntas constantemente si hay algo mal contigo y deberías cambiarlo.
15.
Es cierto, haces más escándalo que el resto de las personas.
16.
Claro, no te molesta ser el centro de atención.
17.
Eso no significa que hablar fuerte sea un defecto.
18.
Te expresas con facilidad y la gente te escucha.
19.
En donde te pares, eres el alma de la fiesta.
20.
Es imposible aburrirse contigo.
21.
Empiezas a ser muy consciente para no hablar de más en cualquier situación.
22.
O no ser demasiado protagónico cuando no te toca.
23.
Prefieres no hablar en el cine. Por más bajito que lo hagas, vas a molestar a alguien.
24.
Intentas moderar permanentemente el volumen de tu voz.
25.
Aunque no puedes estar bajo un régimen de control todo el tiempo, logras ser una persona normal.
26.
Hasta que tu volumen explota de nuevo.
