17 Cosas que aprendí haciendo la dieta cetogénica

    Desde pipí apestosa hasta pedos cetogénicos, esto es todo lo que los "influencers" no te dicen.

    ¡Hola! Soy reportera gastronómica para BuzzFeed y también una adicta a las botanitas. Pero en los últimos meses, mi locura por la comida se apoderó de mi vida.

    Había oído mucho sobre la dieta cetogénica (Keto) y sus supuestos efectos milagrosos sobre la energía, el control del azúcar en la sangre, el hambre y la concentración mental, así que sabía que tenía que probarla.

    En especial, esperaba que seguir una dieta tan sencilla y sin muchos alimentos procesados en su composición, estimularía a mi mente y a mi cuerpo a reconsiderar mi forma de enfocar la nutrición.

    La dieta cetogénica es una dieta baja en carbohidratos y con un alto contenido en grasas que exige que restrinja la ingesta de carbohidratos a unos 20-50 gramos al día.

    En una dieta cetogénica normal, el 70% de las calorías provienen de las grasas, el 20% de las proteínas y el 10% de los carbohidratos. Esta reducción extrema de carbohidratos obliga a tu cuerpo a depender de los cuerpos cetónicos (producidos por la descomposición de todas las grasas que consume) en lugar de la glucosa de los carbohidratos.

    Y con este reajuste del combustible, todos los demás beneficios parecen ser solo una consecuencia.

    Cuando le pregunté a mi doctor sobre la dieta cetogénica, me dijo que valdría la pena probarla por lo menos a corto plazo, por muchas de las razones citadas anteriormente. Y con esa aprobación profesional, decidí probarla durante 30 días.

    Estas son 17 cosas que aprendí de los 30 días con la dieta cetogénica.

    1. A pesar de lo deliciosa que sonaba, la dieta cetogénica no era una dieta que se me antojaba (pero tal vez eso no era tan malo...)

    2. Tenía más sed que nunca en mi vida.

    3. La "gripe cetogénica" era real.

    4. Mi pipí apestaba, lo que aparentemente era un indicador de que había alcanzado la cetosis.

    5. Perdí una tonelada de peso en agua en la primera semana.

    6. Dejé de picar tanto.

    7. Me di cuenta de que no soy tan intolerante a la lactosa como pensaba. (Sigo sin poder tomar leche, pero el queso es otra cosa.)

    8. Dejé de tirarme pedos.

    9. Tuve problemas para dormirme la primera semana.

    10. Los huevos se convirtieron en mi mejor amigo.

    11. Se me aclaró la piel.

    12. Los carbohidratos netos son muy diferentes de los carbohidratos totales.

    13. La parte más molesta de la dieta cetogénica era preparar mi desayuno todas las mañanas.

    14. Desarrollé un extraño antojo de caldo de pollo, uno que continúa hasta el día de hoy.

    15. Todo el mundo encuentra una salida en la dieta cetogénica: la mía eran las nueces tostadas.

    16. Mi tiempo en el gimnasio parecía un poco más lento de lo normal.

    17. La dieta cetogénica fue difícil para mi vida social, pero no imposible.

    Después de un mes de dieta cetogénica, esta es mi resultado según mi experiencia:

    ~Lo malo~

    La parte más difícil de la dieta cetogénica era la frecuencia con la que tenía que decir que no a las comidas fuera, a los dulces caseros y a los vasos grandes de cerveza helada, y los efectos combinados que esos pequeños ajustes tenían en mi vida social. Aunque creo que es 100 % posible mantener una dieta cetogénica por un período de tiempo más largo, estaba satisfecha con el efecto que mis 30 días tuvieron en mis hábitos alimenticios, y estaba lista para llevar mis aprendizajes de vuelta a mi vida social normal. Aunque los gastos en el súper seguían siendo los mismos (a veces compraba la carne que estaba en oferta), pasaba mucho tiempo cocinando, debido a toda la carne y lverduras crudas que me veía obligada a picar y cocinar.

    ~Lo bueno~

    La dieta cetogénica terminó siendo un desafío, tanto mental como físico. Pero una vez que me adapté, me encantó el sentimiento de control que me dio sobre mis hábitos alimenticios. Dejé de preocuparme por cada bocado, sabiendo muy bien que con una dieta cetogénica, podría confiar en las señales de hambre de mi cuerpo y no confundirlas como señales de "antojos". Mejoré en el control de mis porciones, volví a aprender a decir que no a los dulces y a la comida chatarra, e incluso reduje mi consumo de alcohol (ya que tener cruda con una dieta cetogénica es una completa pesadilla).

    Recomiendo muchísimo la dieta cetogénica para cualquiera que tenga el presupuesto y el espacio mental* para asumir el reto.

    Este post fue traducido del inglés.