7 Cosas que aprendí gracias a "Betty la fea" que se convirtieron en una biblia para mí

    Recuerden, "el diablo es puerco"

    Estos días son muy tristes para todas esas personas que hemos mantenido a Betty la fea en el Top10 de Netflix, pues la plataforma ha decidido sacarla de su catálogo.

    Debo de admitir que este suceso afecta más mi salud mental que el rompimiento con mi ex y esto es porque básicamente Betty me acompañó por más de dos años en mis momentos de tristeza y felicidad, mis momentos de ocio y de trabajo, volviéndose algo cotidiano. Para muchos Betty es una simple serie pasada de moda, pero para mí se convirtió en un rescate y una biblia sobre el amor propio y las relaciones (dejando de lado el machismo y la misoginia que hay en ella).

    1. ¡Aura María, por Dios!

    Nuestra bella recepcionista nos enseñó más que solo sus magníficos outfits a lo largo de toda la novela. Aura María es una mujer bellísima y no pasaba desapercibida, por esta razón caía en los brazos equivocados una y otra vez, ignorando al único hombre que la amaba y la quería. 

    Ella es la mejor descripción de que a veces el amor está enfrente de nosotrxs y lo ignoramos por un simple capricho. Aura María me enseñó que es más importante que me quieran bien que una cara bonita.


    2. Okey, Okey Marce

    En el fandom de Betty podremos debatir si Marcela Valencia era o no era la villana de esta novela, pero si en algo estamos de acuerdo es que nos enseñó lo que es amar, dejar ir y sobre todo de ¡DIGNIDAD! 

    Este personaje sin duda pudimos odiarlo, pero también aprendimos que no debemos aceptar migajas de amor de nadie, que soltar a la persona que amamos es el acto de amor más grande hacia esa persona y que ante todo es más importante mantener tu dignidad que un amor que no es para ti.



    3. Dios es hombre y solidario con su gremio

    Sin duda puedo decir que este es uno de los aprendizajes más grandes de esta telenovela, pues nos dimos cuenta que Marcela Valencia tenía mucha razón, tan es así que a pesar que Don Armando deshizo la empresa en un abrir y cerrar de ojos, nunca tuvo consecuencias serias, al contrario se quedó con ella y con la mujer de sus sueños.



    4. ¡Y llegaron los meseros!

    No podemos negar que uno de los personajes más icónicos de la historia es nuestra querida peliteñida y que aunque siempre la pobreza le estaba respirando en la nuca, jamás dejó de tener la frente en alto y siempre supo su valor como mujer (bueno menos si se trataba de su Mercedes).



    5. Betty como pionera del amor propio y la inclusión

    Si algo aprendimos a lo largo de esta novela es que la confianza en nosotrxs mismxs hace que creemos grandes cambios en nuestras vidas. Betty logró hacernos ver que si no brillamos por dentro de nada nos sirve un cambio externo. Además, no tengo pruebas ni tampoco dudas, que esta novela realizó el primer desfile de moda realmente diverso e inclusivo (like si tú también lloraste en ese episodio). 



    Betty la fea y sus amigas desfilando

    6. Flu, flu, voló

    El perdón es una de las cosas más importantes y más difíciles de dar y recibir en nuestras vidas. Sin embargo, con Betty aprendimos que perdonar es importante para nuestra vida. 

    Sofía logró perdonar al cheque (claro, después de mandarlo al bote por incumplido) y se dio cuenta que al final el amor es un pilar fundamental. Betty dejó ir y perdonó a Armando en una bella playa en Cartagena. Pero recordemos que no siempre perdonar todo es bueno. Sí, Marcela…estoy hablando de ti. 



    7. Usted es solo una foto

    A lo largo de la novela vimos cómo Nicolas tenía un amor platónico con nuestra querida Patsy Pat, lo cual después pasó a algo más carnal, pero tristemente él se tuvo que dar cuenta que no todo lo que brilla es oro. 

    A veces nos aferramos tanto a una persona, les damos todo (hasta nuestro celular) para que al final darnos cuenta que no es lo que nosotrxs imaginamos ni lo que queremos y que era mejor dejarlo en algo tan solo platónico. 



    Hoy con el corazón en la mano puedo decir que Betty se convirtió en una parte muy bonita de mí, me hizo unirme a mi familia y a mis amigas (que sin ellas probablemente no hubiera escrito esto) y queramos o no, unió a varias generaciones, inspiró grandes memes y tuvo más éxito que la octava temporada de Game of Thrones. Gracias Beatriz Pinzón Solano por darme las mejores risas, llantos y enojos (porque sí, me molesta que no te quedaras con el Francés) y hoy solo me queda decir…Netflix, ¡EL DIABLO ES PUERCO!