1.
La casa de Fulanita se convirtió en tu segundo hogar después de las 3 de la tarde, por meses.
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Llegaste a memorizarte la coreografía tan bien que hasta podías bailarla en sueños.
3.
El techno ocupa un lugar en tu corazón hasta hoy en día.
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Bailar frente a toda la escuela te dejó de dar pena después de la tercera presentación.
5.
Más bien, ÉSTE era el verdadero motivo de nervios.
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Pasaste días enteros cosiendo lentejuelas y buscando los accesorios ideales para EL disfraz.
7.
Entre más colorido y con más props, mejor.
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Y nunca faltó el drama de quién compraría todas las playeras y las peleas por el costo del vestuario.
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Te volviste experta en controlar el dolor de cabeza causado por la relamida más importante de tu vida.
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Y ni se diga de las habilidades que desarrollaste en arte facial.
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Sin importar la cantidad de horas que tenías que pasar quitándote las toneladas de maquillaje de la cara.
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Varias de estas niñas se convirtieron en tus mejores amigas.
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De repente, todos se sentían parte de una gran familia.
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Sabes lo que es el dolor gracias a ese esguince día antes de las finales.
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Pero no había sensación comparable con un baile perfecto.
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La creatividad tenía que ser extraordinaria.
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Y la actitud en el escenario lo era todo.
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Esa mención honorífica fue un sueño hecho realidad.
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Pero absolutamente nada se comparó con ganar una de éstas.
20.
Motivo máximo de orgullo.
