Así es como se ve por dentro una fábrica de muñecas sexuales

    Robert Benson explora con su cámara una faceta inusual del erotismo.

    Robert Benson es un fotógrafo de San Diego, California.

    No sólo eso, también descubrió que la fábrica de la marca Real Doll está muy cerca de su casa, en San Diego.

    Ahí, Robert descubrió una industria llena de artistas.

    Profesionales que se enorgullecen de su trabajo.

    El producto sin terminar no es el más atractivo, pero toma una gran dedicación lograr estos resultados.

    El trabajo de estos artistas es recrear en látex la belleza del desnudo humano.

    Y su atención al detalle es impresionante.

    Cada una de estas muñecas es el resultado de un trabajo manual de semanas.

    Quizá lo más misterioso de esta sesión fotográfica sea la descontextualización de la belleza humana.

    La automatización del erotismo.

    El desapego con el que estos profesionales reproducen los distintos matices de la sexualidad humana.

    Los precios de cada muñeca van de los 5,000 a los 7,000 dólares.

    Hay muñecos femeninos, masculinos y transgénero; de todas las razas y con varios rostros para escoger.

    Y son tan reales que te harán cuestionarte dilemas básicos sobre la humanidad.