El Mundial de Rusia nos regaló épicos momentos, videos cagadísimos y partidos memorables...
Pero, sobre todo, nos dejó una admiración profunda y muchísimo amor por el mejor portero de todo el torneo: Francisco Guillermo Ochoa Magaña.
Es momento de decirlo: nuestro verdadero héroe mundialista jugó bajo los tres palos y usó el número 13.
¿Y cómo no considerarlo así? Si Paco Memo fue uno de los porteros con mejor porcentaje de atajadas en el Mundial.
En sólo cuatro partidos paró 25 balones y sólo recibió seis goles.
Y si se te hace poco, piensa que el portero que le sigue es el belga Thibaut Courtois, con 18 paradas.
No sólo eso, sino que una de sus intervenciones fue fundamental para que pudiéramos vencer a Alemania.
Y sin él, seguro que Corea del Sur nos empataba de último minuto.
Ni siquiera cuando íbamos perdiendo por tres goles contra Suecia bajó los brazos.
Y, seamos honestos, sin Memo Ochoa, Brasil nos hubiera metido mucho más que dos goles.
Neymar y compañía dispararon diez veces a la portería mexicana y Paco Memo nos salvó con ocho maravillosas atajadas.
Y de pasó nos demostró que es un capitán nato y un verdadero ídolo.
Pero esto no es algo nuevo. El mexicano ya se había rifado como los grandes en el Mundial de Brasil 2014.
Es más, Ochoa llevaba años preparándose para su máxima prueba en Rusia. Durante la temporada 16-17 de la liga española hizo 88 atajadas en 21 partidos.
Y en su primer año en el Standard Lijea se coronó campeón de la Copa Belga.
Pero seamos serios, Paco Memo está acostumbrado a ganar desde sus años en el América. Debutó a los 19 años y se fue de Coapa con cuatro títulos.
¡¿Soy yo o esta atajada es casi idéntica a la que le hizo a Toni Kroos en Rusia?!
Y no sólo bajo los tres palos es un maestrazo, también frente a las cámaras.
Durante el torneo, Guillermo fue un claro ejemplo de lucha y de que nunca hay que rendirse.
Y aunque no muchos confiaban en él, nos demostró que luchando y esforzándonos podemos llegar a donde sea.
Se rifó tanto, que está en el equipo ideal de Mundial del FIFA 18.
Gracias, Paco Memo. Eres y serás siempre orgullo nacional.
