El rasgo tóxico de los fans es que siempre tenemos las expectativas hasta el cielo cuando se trata del final de nuestras series favoritas.
Queremos que sea épico, shockeante, que nos haga llorar, reír y sentir que valió la pena ver cada segundo de la serie. Es más, le tenemos más expectativa a los finales que al tipo de relaciones románticas que queremos. Así que obvio el sentimiento de traición aparece cuando el final es... muy básico.
"¿HICE UN MARATÓN DE 36 HORAS SEGUIDAS PARA ESTO?" Sí, amix, no todxs saben cómo acabar una historia.