12 Momentos en los que tus hijos te infunden terror

Seamos honestos: los niños son siniestros. A veces hasta nos dan ganas de bañar a nuestros propios retoños con litros de agua bendita.

1. Cuando emergen de tu cuerpo.

Still de ALIEN (1979) de Ridley Scott / Via pyxurz.blogspot.mx

No importa cuántos gurús del parto psicoprofiláctico hayan intentado lavarte el cerebro: “dar a luz” es un lindo eufemismo para indicar que un ser humano –cuya cabeza es del tamaño de un melón— saldrá por algún orificio de tu cuerpo desgarrando todo lo que se interponga en su camino.

2. Cuando son instrumentos de la Muerte.

Sitio Crayons and Collars / Via crayonsandcollars.com

Mientras intentamos preservar su inocencia en una burbuja tornasolada donde rumian los unicornios, la nena coloca su tortuguita japonesa dentro del microondas. Y oprime ON.

3. Cuando desafían todos los avances de la medicina occidental.

Fox

Y súbitamente se llenan de ronchas que ni el Doctor House había visto antes. También vomitan como la niña de El Exorcista, excretan masas fétidas de aspecto indescriptible y desarrollan alergias al aire, al agua, al sol, a la Luna y al resto del género humano.

4. Cuando sacan al demonio que llevas dentro.

Via dailymail.co.uk

Porque después de oír berrinches durante tres horas seguidas, hasta la madre Teresa de Calcuta se transforma en Homero Simpson y se lanza sobre el mocoso al grito de: “¡Ven acá, pequeño /$%!”

5. Cuando expresan ciertas dudas existenciales.

British Lion Films

Sus tiernos ojitos adquieren de pronto la frialdad de un reptil mientras te barren de pies a cabeza y dicen cosas como: “¿más o menos cuándo crees que te vas a morir?” o “¿tú crees que los bebés saben a pollo?”

6. Cuando empiezas a parecerte a ellos.

Disney

Al fin lograste enjaretar a los niños con los abuelos y tienes la casa para ti sola. Entonces enciendes Netflix para ver… Buscando a Nemo. Y lloras, meciéndote en posición fetal con un pulgar en la boca hasta que… (¿no? ¿sólo me pasa a mí?)

7. Cuando se comunican con el Más Allá.

orig13.deviantart.net

Aunque hayas intentado inculcarle un sano escepticismo y lo inscribas en el preescolar “Ayn Rand”, un día tu hijo te contará que por las noches platica con la tía abuela (fallecida hace veinte años) o que en su vida pasada combatió al lado de Zapata en la batalla de Tlaquiltenango.

8. Cuando te ves reflejado en ellos.

Instagram: @https://scontent.cdninstagram.com/hphotos-xfa1/t51.2885-15/e15/11355995_376970182504218_1434061290_n.jpg

No hay mejor terapia de shock que sorprender a tu hija regañando a su muñeca con las mismas frases que tú le aplicas a ella (y que por cierto, son las que juraste nunca usar cuando te convirtieras en madre). El espejo del horror incluye los clásicos “porque lo digo yo”, “¿te crees que estoy pintada?” y “espérate a que se entere tu papá”.

9. Cuando experimentan con los orificios de su cuerpo.

circuitox.com

A los tres años de edad resulta clarísimo que las fosas nasales existen para alojar canicas, piedras o frijoles. Ah, y para que tus papis visiten (oootra vez) a esa amable doctora que atiende en la Sala de Urgencias.

10. Cuando se vuelven zombies.

Disney

Ni María Montessori en persona puede impedirlo: en un momento dado, los cerebros de tus críos son devorados por el virus de la monomanía. Ejemplo: las niñas deambulan por la casa con los ojos vidriosos cantando compulsivamente “Libre soy” de Frozen; los niños comen, sueñan, beben y respiran futbol.

11. Cuando hacen visitas nocturnas… en el momento más inoportuno.

20th Century Fox

Todo está listo. El látigo. El columpio. La botella de vino. La música cachonda. El disfraz de enfermera. Súbitamente se oyen pasitos afuera del cuarto, la tos de un infante griposo, un picaporte que gira lentamente y los gritos de dos adultos encuerados que se gritan el uno al otro, presas del pánico: “¿¿se te olvidó cerrar la puerta con llave??

12. Cuando tienen razón.

espaciokinder.blogspot.mx / Via Blog Espacio kinder

Es el feo instante en el cual escupen trocitos de sabiduría del tipo “yo creo que estás gorda porque comes mucho”, “¿no será que la abuela bebe demasiado tequila?” y “deberían buscar un trabajo en donde les den más dinero”.