Pero tristemente, nos trae una desilusión enorme cada año.
Y no, no estoy hablando de cuando eliminan a México, aunque eso también es bien triste, me refiero al trágico día en que tenemos que decirle adiós al torneo.
¿Qué se supone que hagamos con nuestras vidas ahora?
Adiós a los días de levantarnos temprano para ver el primer partido mientras nos arreglábamos para ir a trabajar.
La vida es muy injusta, nos da un evento hermoso que nos hace soñar e ilusionarnos... nos entrega un torneo lleno de estrellas y equipos increíbles... y un mes después, nos lo arrebata de las manos.
Era tan bonito llegar a un lugar y ver que todo el mundo estaba hablando apasionadamente de futbol.
Ahora ya no podremos tener esos mágicos momentos en los que un montón de extraños en un restaurante se vuelven nuestros amigos y festejan con nosotros cada gol de un partido.
Aunque no estuviera jugando nuestra selección, el chiste era disfrutar de la belleza del fut.
¿Qué vamos a hacer sin ese ambiente de amistad y buena onda que se respira en cada esquina cuando juega México?
Sin esa esperanza que nos unía como país y nos hacía olvidar nuestras diferencias.
Algunos ya hasta habíamos creado una rutina alrededor del Mundial.
Tuvimos un mes lleno de reuniones con amigos y familiares para disfrutar del deporte más bonito del mundo.
Semanas y semanas donde podíamos usar el pretexto del mundial para desayunar con cervecita.
Además, todos los días encontrábamos historias pardrísimas de la gente que se unía para echar desmadre en Rusia.
Ya no más sorpresas todos los días, no más quinielas... no más Mundial, hasta dentro de cuatro años.
Sin duda, el Mundial se va dejándonos un huequito en el alma... Ay, Rusia 2018, sólo estuviste en nuestras vidas por un mes, pero nunca te vamos a olvidar.
*Se sienta a esperar el siguiente Mundial.*
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