1.
No importa que ya no tengas tus lonjas laterales, en tu mente siempre estarán ahí.
2.
Por eso cada que alguien te agarra de la cadera viajas en el tiempo a cuando eras “pachoncito”.
3.
Comprar ropa es todo un reto porque ya no sabes qué talla te queda…
4.
La grande es cosa del pasado…
5.
Pensar que eres talla chica te parece insólito…
6.
Y la mediana nunca se acomoda del todo.
7.
A pesar de que sabes que te ves bien, siempre queda un fragmento de inseguridad con respecto a cómo te ves.
8.
No importa que todos los días te digan que estás flac@, siempre te queda un poco de duda.
9.
Y por eso la frase: “vamos a la playa” se ha convertido en uno de tus mayores temores.
10.
Los apodos mala onda del pasado todavía resuenan en tu cabeza como viejas heridas de guerra.
11.
Y si tu novi@ te dice “gord@” o “gordit@” se te rompe el corazón.
12.
Las comidas familiares son un dolor de cabeza porque todos están acostumbrados a que comas por cuatro.
13.
Entonces tu mamá te insistirá que te sirvas el doble…
14.
O tu abuela te dirá que por qué no estás comiendo, que si estás enferm@.
15.
Y no faltará la tía que dirá: “estás muy flaquit@, te hace falta comer”
16.
Salir con tus amigos también es un reto, porque todos ellos comen lo que quieran.
17.
Y una vez que estás ahí es difícil resistirte al combo de pizza + alitas + dos galones de cerveza + extra queso.
18.
El simple hecho de que exista el extra queso es un problema en tu vida.
19.
Sin mencionar la existencia de la carta de postres.
20.
Las últimas tres fotos casi quiebran tu voluntad.
21.
Y seguro tus amigos te molestan por que cuidas lo que comes.
22.
Incluyendo el hecho de que más de una vez te han dicho que: “no vives de ensalada”.
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23.
También cuestionan tu dedicación, casi religiosa, a hacer ejercicio.
24.
Y cada día es una lucha con tu gord@ interior que busca salir para comerse todo lo que está a su paso.
Al final del día sabes que vale la pena, porque estás orgullos@ de cómo te ves.
Y no lo cambiarías por nada.
