1.
Lo que nunca pueden faltar en unos Juegos Olímpicos: el clásico tatuaje de los aros.
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Algunos añadieron unas palabras...
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Otros lo dejaron sencillo y minimalista, como la sueca Christine Bjerendal.
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Y la gimnasta Vanessa Ferrari lo colocó justo en el mejor lugar para presumirlo.
5.
No está de más tener un recuerdo de estos Juegos, como el de la italiana Irma Testa.
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Pero hay otros atletas que han presumido diseños originales.
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Las palabras de aliento las llevan en la piel.
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Y llevan la pasión por su deporte cerca del corazón.
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Que no falten las bestias fantásticas.
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Nadie querría enfrentarse al dragón del ruso Alexander Volkov.
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El nadador Jordan Augier sabe lo que es tener un tatuaje BADASS.
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¿Acaso eso es el grim?
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Un tatuaje mitológico para un arquero con sed de medalla.
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Lo que es seguro es que estos atletas le rinden tributo a su cuerpo con la tinta negra.
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Desde un pequeño y sutil detalle en el tobillo...
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Hasta toda una escena bíblica en el costado.
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Definitivamente, Río es el lugar de los tatuajes.
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¿Acaso es la antorcha olímpica lo que vemos ahí?
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"El dolor no me mata. Yo mato al dolor".
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Así es como Anthony Ervin hizo de sus esculturales brazos dos obras de arte.
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Y por si te lo preguntabas, también hay tatuajes lindos.
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Un pequeño recordatorio de dónde han estado.
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Y de todo lo que pueden lograr.
