1.
Ésta es tu cara siempre que te preguntan si tu nombre es diminutivo de Lucía o Luciana.
2.
No, no me llamo Luciérnaga, ni Lucifer, me llamo LUZ.
3.
Puede que no vaya mucho con tu personalidad.
4.
Pero nadie puede negar que tienes un brillo interior.
5.
Nunca faltan los que relacionan tu nombre con algún tema espiritual.
6.
Ni las fotos tan bonitas que te mandan tu mamá o tu abuela.
7.
Pero nada se compara con la burla que recibes gracias a Daniela Luján.
8.
Para estas alturas ya desarrollaste un sexto sentido para prever chistes sobre tu nombre.
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El clásico de clásicos.
10.
Ah mira, qué original. Ese no lo había escuchado.
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A veces, ni los de Starbucks te respetan.
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Tus papás te pusieron Luz con mucho orgullo...
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Pero si tienes dos nombres y escondes el Luz, no sabes ni en donde meterte cuando descubren la realidad.
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A final de cuentas, sabes que amas tu nombre.
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Y que gracias a él, tu presencia es aún más importante.
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Porque llamarse Luz es de chingonas 😝
