Él es mi amigo Luis del Valle. Siempre tiene la barba y el cabello impecables.
Esta es mi estética unisex de confianza.
Desventajas: siempre me hacen el mismo corte.
Siguiendo el consejo de Luis, visité un hermoso rincón de Polanco llamado Barbería Royal.
Al entrar, no sabía si iba a cortarme el pelo o a tomarme un vaso de leche con el chavo de Naranja mecánica.
Ah sí, también tienen una moto en el lobby.
En cada espejo hay un animal distinto, así que elegir a tu barbero es como escoger una casa de Hogwarts.
Y la foto del antepasado del dueño, revela que esta familia le ha dedicado generaciones al cuidado del vello facial y capilar.
Antes de comenzar el corte, te reciben con un espresso más rico que el que preparan en tu café favorito.
Sus utensilios son nuevos modelos de herramientas antiguas. Tradición perfeccionada.
Y todo lo desinfectan en estos contenedores que parecen sacados de una máquina del tiempo.
Estilistas y barberos del mundo, hagan paro y compren todos esta bandita.
Fernando, el peluquero, lleva 25 años dedicándose a esto.
Antes, durante y después del corte, todos estos bonitos productos interactuaron con mi cabello y lo dejaron de tal sedosidad que no puedo dejar de tocármelo.
Al terminar, te recuestan para darte una especie de tratamiento facial.
Con bolsas de manzanilla en los ojos y una toalla caliente en la cara, tuve un par de minutos para meditar acerca de lo poco que me merezco tantas atenciones.
Antes, durante y después del tratamiento facial, todos estos productos interactuaron con mi cara.
Pero todavía no acabábamos. Aún faltaba el masaje steampunk.
¡YAS!
Entonces, este desastre asimétrico era mi cabello.
Al final, así quedó.
Una hora más tarde... creo que Fernando lo consiguió.
Perdón, Doña Mary, pero en la barbería tienen un búfalo.
