Tuve que dejar de fumar y mi vida no se acabó como me lo esperaba

    Unos días del terror por una vida entera de paz mental y pulmones limpios.

    Fumé mi primer cigarro a los 14 años.

    Me acuerdo muy bien de ir a casa de mi amiga Mich, subir a su azotea y fumar obsesivamente mientras hablábamos de la vida.

    Nunca había querido dejar "el cigarrito", realmente lo consideraba una parte de mí.

    Me empecé a enfermar, y mucho. Digamos que en promedio un mes sí y otro no.

    Meses antes de esa infame última visita al doctor, Mich, mi amiga con la que fumaba en la azotea, dejó de fumar.

    Hice mi cita para el 23 de abril y lo pasé hasta atrás de mi cabeza, mientras fumaba con nostalgia, hasta que llegó el mentado día.

    Todos temíamos por mi salud mental, mi relación con mi novio, mis uñas mordidas, mi mal humor.

    Lo que sí me pasó fue un depresión aterradora que me duró una semana. (La imagen que verán a continuación es muy gráfica, fue durante el día más difícil de mi abstinencia).

    Después de eso fue cuestión de ir rompiendo los paradigmas que ya conocía: el cigarro en las bodas, en el aeropuerto, en la peda, en la tristeza...

    Pasaron (casi) tres meses desde que me fumé mi último cigarro...

    Y como ahora soy ese tipo de gente que "ya no fuma" puedo darles algunos consejos que, tal vez, pueden ayudarles...

    Lo importante es que busques la forma que te sirva a ti personalmente.