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Las 22 tendencias de moda más de oso de la historia

En algunas caíste, otras ni te tocaron.

1. Los jeans a la cadera solo se le veían bien a las muy flacas y eran ridículamente incómodos.

2. Además, su creación llevó a la terrible moda de traer la tanga a la vista.

3. Y no era para nada raro que ese look estuviera acompañado de un Fedora que, según tú, se veía sexy pero misterioso.

4. También hubo una época terrible en la que era común usar un babydoll como ropa de verdad.

5. El corset apareció en occidente en el siglo 16 para hacerle la vida de cuadritos a todas las mujeres.

6. Una cosa es que tus botas tengan tantito pelo para cuidarte del frío y otra, MUY DIFERENTE, es este abuso animal.

7. Imagina tener que usar una crinolina del tamaño de tu casa cada vez que sales al súper.

8. Uno ingenuo creyendo que los tenis eran para estar cómodo y/o hacer ejercicio.

Aparentemente también podías usarlos como escaleras.

9. No importa la década, los conjuntos de pants NUNCA se ven bien.

10. ¿A quién se le ocurrió que las gorras de camionero eran justo lo que no podía falta en el look de hombres y mujeres de los dosmiles?

11. Mejor aún si eran Ed Hardy.

De hecho, ¿alguien puede explicar el fenómeno Ed Hardy en general?

12. Los pantalones baggy no llegaron para quedarse...

13. Todas las fotos de tu mamá y tus tías en los ochenta tenían hombros extras.

Porque tener los hombros gigantes era de lo más hot.

14. Crocs: la palabra más aterradora de la historia.

15. Todavía hay personas que van a terapia por culpa de la profundidad de este tipo de cuellos en V.

16. Nadie ha podido descifrar el significado de las botas picudas.

17. ¿Qué tal lo práctico de esos pantalones con cierre que podías convertir en shorts a tu antojo?

18. ¿Quién fue el genio detrás de las mangas de tatuajes?

19. Jeans bañados en ácido, ¿por qué, Dios, por qué?

20. Había una época en la que no podíamos decidir si ponernos falda o jeans...

21. Los calentadores eran justo el punto medio entre frío y calor en el que nunca querías estar.

22. Crucemos los dedos para que el spandex jamás regrese.