Si no viste jugar a 10 de estos 15 futbolistas, lamentamos decirte que estás chavo

A continuación... un post que te traerá muchos recuerdos.

1. Nacho Ambríz

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Una palabra, cuatro sílabas: ZAMBOMBAZO.

2. Roberto Baggio

Reuters

En Italia 90, Roberto Baggio anotó un golazo contra Checoslovaquia que inspiró un crush en Madonna. Seguramente no fue tanto el gol, sino los ojazos verdes del italiano, pero el punto es que Baggio enamoraba en todos los sentidos.

Era un 10 con números de 9; un goleador con pies de artista que además era humilde, solidario y budista. Un partidazo. Su gran ingenio y elegancia fueron razones suficientes para amar el fut para toda la vida, aún cuando mandara ese penal al cielo.

3. Gabriel Batistuta

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Batigol metía todas las que hoy falla Higuaín, incluyendo el doblete que nos costó la Copa América del 93. Pero no hay que tomarlo personal; Gabriel Omar era un killer nato y goleaba parejo.

Batistuta era como Raúl Velasco: lo veíamos todos los domingos. No se cansaba de meter goles, primero con la Fioren y luego con la Roma, así que durante la época del oro del Calcio, su melena a la Farrah Fawcett salía en todos los resúmenes de Acción.

4. Bebeto

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El jogo bonito no se trata, exclusivamente, de practicar un fut de fantasía. También se trata de ser feliz al practicarlo. En todo caso, si hubo un jugador que cumplió con los puntos anteriores, fue José Roberto Gama de Oliveira.

Bebeto era extremadamente feliz en el campo. Sus goles eran como algodones de azúcar y los celebraba con una felicidad desbordada, como si fuera un niño que acaba de meter el gol de oro en la cascarita (incluso cuando ya era papá). Los noventa no hubieran sido lo mismo sin él.

5. Dennis Bergkamp

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El fútbol es tan bonito que hace decir cursilerías. Por ejemplo, que en los noventa se jugaron tres mundiales, y entre ellos hay un verso suelto: el gol de Dennis Bergkamp.

Anotó cinco en dos Copas, pero todos sabemos que me refiero al que le metió a Argentina en Francia 98. Al minuto 89, con empate 1 a 1 en cuartos de final, el mejor holandés desde Van Basten durmió un pase que Frank de Boer le mandó desde cincuenta metros atrás. Hizo una finta como de cisne (o sea, a la Van Basten)... y venció a Roa.

6. Jorge Campos (delantero)

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Hubo un tiempo en que los mejores porteros del mundo eran Peter Schmeichel, de Dinamarca, Sergio Goycochea, de Argentina, y Jorge Campos, de Acapulco, México. Pero además de ser nuestro héroe bajo los tres palos, Campos también era delantero y metió más de treinta goles (casi todos con Pumas) en 16 años de carrera.

De 9 tenía que usar el mismo uniforme que sus compañeros. Tal vez quería distinguirse y por eso es que sus goles solían ser extra especiales. Anotaba goles acrobáticos de palomita, media tijera y cabezazos que parecían alley oops. Nada mal para el mejor portero mexicano de todos los tiempos.

7. Enzo Francescoli

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El Príncipe es, quizás, el futbolista uruguayo más querido de la historia. Fue campeón de América en tres ocasiones y jugó en dos Copas del Mundo. También es el ídolo de Zidane, quien le puso Enzo a su hijo y asegura que Francescoli significó todo para él.

Fue, para River, lo que Maradona para Boca, pero sin el doping y las extravagancias. Francescoli se limitaba a ser genial. Armaba y terminaba las jugadas. Era ambidiestro y de una técnica tan elegante que por algo lo llamaron Príncipe. Iluminaba la cancha con una varita mágica que luego le heredó a su fan número uno: Zinedine Zidane.

8. Benjamín Galindo

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El mundo todavía era analógico y los recuerdos de Benjamín Galindo están grabados en VHS. La cinta se daña cada vez que la regresas, pero todavía quedan lapsos muy limpios de cómo iniciaba las jugadas, de ese toque -entre científico y artístico- con los dos perfiles y de esas horas felices en la Copa América 93 y con el Club Deportivo Guadalajara. Y con Santos. Y con Cruz Azul.

Jugó un Mundial: Estados Unidos 94, el primero de México en los noventa. Lo hizo con el número 17 en el dorsal y el acertado apodo de Maestro. Nunca entenderemos por qué no tiró en la tanda contra Bulgaria, pero bueno, aún así no le faltaron hazañas; una de ellas fue definir una época del futbol mexicano.

9. Gheorghe Hagi

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Rumania se clasificó a Estados Unidos 94 con jugadores como Dumitrescu, Belodedici, Petrescu y Răducioiu. Era una gran orquesta, y el gran director fue Georghe “Gică” Hagi.

El apodo de “Maradona de los Cárpatos” no era gratuito y fue el futbolista rumano más grande de todos los tiempos, simplemente porque hacía magia. El suyo era futbol asociación en estado puro, de ese del que se hacen diagramas y se recuerda para siempre.

10. Lothar Matthäus

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Bebeto lo admiraba tanto, que uno de sus hijos se llama Mattheus. Ese bebé creció para hacerse futbolista.

Lo han llamado panzer (tanque) por fuerte y chaparrito, y porque pasaba como rodillo, pero en realidad era un jet. Volaba de un área a otra, driblando a los demás como si fueran del equipo infantil. También era letal en los tiros libres; en las voleas y en los cañonazos de media distancia.

11. François Oman-Biyik

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Camerún fue el caballo negro de Italia 90 y todo empezó con un gol de Biyik. El rival era Argentina en el partido inaugural y dos partidos después, el equipo africano estaba en octavos de final. Dejaron fuera a Colombia, pero el sueño acabó en cuartos, contra Inglaterra.

Y sí, la gran figura de los leones indomables fue Roger Milla (42 años, cuatro goles, mucha chispa...), pero François Oman-Biyik vino a México unos años después y, ¡ay! Duele decirlo, pero le puso alma a los partidos del América.

12. Ramón Ramírez

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RR7 jugó un futbol perdurable como el de Benjamín Galindo (quizá en mejor resolución). Fue un crack. Carrera, drible, visión de juego, pases filtrados y goles. Mejor dicho, golazos.

En la Selección jugó de lateral izquierdo y ha sido, por mucho, el mejor en esa posición. En los noventa, podías salir de la cascarita con heridas que ni John McClane en Die Hard, pero todo valía la pena porque también te habías hecho la película de jugar como Ramón Ramírez.

13. Ronaldo

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Ó Fenómeno. El primer y último Ronaldo. En 1994, Beckenbauer dijo que si ese muchachito, de 18 años, jugaba, íbamos a ver algo especial.

Terminó el Mundial de Estados Unidos y tuvimos que esperar unos meses más, pero el Káiser tenía razón... Corrección: se quedó corto. Ronaldo robó el material del que se hacen los sueños y se lo puso a su futbol.

14. Hristo Stotichkov

Rick Stewart/ALLSPORT

Los jóvenes de hoy no conocen la agonía de esperar el resumen semanal de Acción o de ahorrar 8 domingos para comprar Don Balón. Y es que esos eran los medios primarios para conocer a las grandes estrellas europeas.

Afortunadamente, llegó el Mundial de 1994 y fue así que conocimos a un jugador búlgaro con cara de enojado que triunfaba en el Barcelona. Anotó 6 goles en esa Copa y compartió la Bota de Oro con Salenko.

15. Davor Šuker

Pedro Ugarte / AFP / Getty Images

Croacia deslumbró a todos en la Eurocopa de 1996. La Furia del Este llegó a Inglaterra con unas camisetas como las de Tecos, pero más bonitas, y con un juego fino y valiente.

Era el estreno futbolístico de una nación, y Davor Šuker fue su gran abanderado. El equipo se quedó en cuartos de final de la Euro, pero la verdadera consolidación vino en Francia 98. Šuker estuvo imperial y anotó seis goles. Croacia llegó a semis y se quedó con la tercera posición general (a costa de la Holanda de Bergkamp). La Bota de Oro se la quedó Davor.

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