En el programa 100 de Masterchef han pasado cosas muy fuertes.
El caso es que todos decidieron empezar a morrearse... pero por algún motivo a Saúl Craviotto le dejaron sin beso.
Pero allí estaba Eva González, para ofrecerse voluntaria y salvar el día.
Básicamente Eva preparándose es un poco todos nosotros.
Eva sabía que iba a ser la envidia de toda España, y claro, se puso un poco nerviosa.
Pero también decidió aprovechar su momento.
Y saltar a los brazos de Saúl, como si estuviésemos viendo la versión mejorada de 'El diario de Noah'.
Y claro, pasó lo que tenía que pasar.
Y toda España nos hemos quedado así.
Nadie en este país quiere ser Eva González.