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US residents can opt out of "sales" of personal data.
Prefiero que se me aparezca un fantasma a quedarme sin datos. ¡Ay nanita! Lo bueno es que con Unefon ahora puedes contratarlos de forma ilimitada por sólo $10 al día.
"Una vez me quedé varado en el Ajusco después de una boda. No había civilización alrededor. Pero yo ooobvio andaba enfiestado y quería poner 'Borderline' de Madonna en mi celular; lo hice y me acabé mis datos. DUH. No podía pedir un taxi y estaba desesperado. Por suerte, unos buenos samaritanos pararon un taxi unos cuantos kilómetros más abajo y pasaron por mí media hora después."
—Javier A.
"Era 2012, estaba de visita en San Diego y no tenía datos. Estando en el hotel busqué cómo irme a una zona al norte de la ciudad en trolebús; según yo, me aprendí y memoricé toda la ruta a la perfección. Subí al trolebús, me puse a leer (era un viaje de 30 minutos nomás, disque), y no me fijé en nada más. Oh sorpresa, obviamente me equivoqué y en lugar de irme al norte, me fui al sur y terminé en la frontera con Tijuana. Bien por mí."
—Gustavo S.
"Un día iba camino a la playa con una amiga y se nos descompuso la camioneta. Ninguna de las dos teníamos datos, así es que tuvimos que caminar sin destino fijo por un buen rato hasta encontrar un lugar donde nos pudieran echar una mano. Dormimos en un motel mientras arreglaban el maldito motor, y al otro día nos seguimos a la playa directito y sin escalas. Cuando llegué casi casi besé la arena."
—Diana P.
"Un día mi mamá me pidió que la recogiera en el aeropuerto. Le dije que sí y me confié de que me sabía el camino a la perfección. No tenía datos porque ooooobvio ya me los había acabado viendo videos inútiles en internet. Cuando estaba cerca del aeropuerto, me equivoqué en una vuelta y acabé perdida por horas mientras mi mamá trataba de explicarme cómo llegar por teléfono. Tuve que pedirle a un taxi que me guiara hasta la terminal. ¡BENDITO TAXISTA!"
—Sofía M.
"Tenía poco viviendo en la CDMX. Un día fui a Puebla por trabajo. De regreso, el camión me dejó en el centro. Pensé en usar el metro, pero cuando quise ver mi ruta en internet, me di cuenta de que no tenía datos y como era nueva entre chilangos, no tenía idea de cómo hacerle. Eran como las 10:30 de la noche, estaba desesperada y no podía dejar de pensar '¿por qué me mudé a esta ciudad?' Caminé hasta que encontré un café abierto, me compré algo (que ni se me antojaba) para poder usar sus datos y así pude volver a mi casa."
—Fana L.
"Era el último día para pagar la renta y yo estaba de vacaciones en la playa. La casera loca me empezó a amenazar con cancelar el contrato de arrendamiento por pago tardío, y justo en ese momento: adiós datos. Estaba en una isla casi virgen a la mitad de la nada, así es que tuve que ir a rogarle a un gringo que me compartiera datos para hacer la transferencia. No funcionó. Lo intenté con otras dos personas hasta que lo logré a las 3:50pm, diez minutos antes de que no pasara la transacción. Fiuf."
—Patrick S.
"Llevaba meses coordinando el lanzamiento de un comercial. Justo en uno de los momentos donde sentía que la producción se iba a desplomar y no íbamos a ganar como siempre, me quedé sin datos mientras iba en un taxi. Tenía que contestar ur-gen-te-mente muchos mails, y no tenía forma de hacerlo. Me sudaban las manos, porque además estábamos sumergidos en tráfico. Estaba al borde de las lágrimas. Al final me bajé y busqué un lugar con internet para poder contestar."
—Miguel R.
"Fui con mi novio a un festival de música, y de regreso al sur de la ciudad se me acabaron los datos (mi novio no tenía pila). Al principio pensamos en seguir los señalamientos hacia nuestra zona, pero de repente empezamos a ver lugares que estaban alejadísimos de donde queríamos ir. Media hora después ya estábamos en la salida a la carretera a Puebla... totalmente del otro lado. Fue la hora más estresante que he pasado en el coche. Y por la cara de mi novio, yo creo que él también."
—Karla A.
"Un día viajé a Antigua y Barbuda a escaparme de la vida. Llegué al aeropuerto y me recogió el dueño de la cabaña donde me iba a quedar, fuimos al súper y a la hora de pagar.... me acordé que no había activado mis tarjetas para usarlas fuera del país. Le escribí a mi hermana para que hablara al banco fingiendo ser yo y las activara... y a la hora de intentar confirmar, ADIÓS DATOS. Así que mis guayabas exóticas, mi pollo congelado, el dueño y yo tuvimos que esperarnos como 40 minutos a ver a qué hora jalaba la tarjeta. Al final sí se pudo, pero mi pollo acabó descongelado y apestoso. Sniff."
—Leslie R.
"Fui a visitar a mi hermana a una ciudad que no conocía. Me pasó su dirección y la puse en el mapa del celular. Cuando me subí al primer camión, me di cuenta que no tenía datos. Me bajé en la parada siguiente y me metí a un café para agarrar su wifi; apunté el siguiente camión y cuando llegué a la parada que me tocaba, resultó que el camión que me llevaría ya había salido. Tuve que meterme a otro café a volver a guardar una nueva ruta. Obvio mi hermana estaba preocupadísima, hasta que horas después logré llegar."
—Daniela D.
"Mi jefa me mandó un mail un viernes a las 11 de la noche. Me enojé y me dispuse a contestarle el mail diciéndole que era tarde, y que haría lo que necesitaba hasta el lunes. Cuando empecé el mail, quería ser cordial y escribir 'Hola Ana', pero el autocorrector jugó en mi contra y escribí 'Hola Anal'. Lo mandé sin dudar. Diez minutos después me volví a meter a mi mail para ver si me había contestado, y pues... me di cuenta de mi hazaña. Justo después de eso me quedé sin datos. No pude hacer nada para arreglar mi gran desliz. Y pues ahora busco chamba, chavos."
—Abril D.