Los vendedores de Tultepec están divididos entre el dinero y una "bomba de tiempo"

    Es el cuarto incendio en dos décadas. Los habitantes de la zona se preguntan si ya es tiempo de dejarlo.

    TULTEPEC, Estado de México — Personas aturdidas enroscaron sus dedos a través de la reja de alambre que rodea el mercado de fuegos artificiales "San Pablito", mientras esperaban la lista más reciente de muertos y heridos. Una de ellas, Rosario Barrios, pasó la noche buscando sin éxito a su suegra en más de media docena de hospitales.

    Una serie de explosiones derribó el popular mercado, dejando al menos 32 muertos y 72 heridos, incluyendo a varios niños que fueron transferidos a un hospital especializado en Galveston, Texas.

    "La tierra se levantó y la casa comenzó a moverse de un lado a otro", dijo Francisco, un vecino que estaba lavando trastes a unos 300 metros del mercado cuando estalló en llamas. "Había pedazos de carne en medio de todo el humo", añadió.

    Aún se está investigando la causa de la explosión. El video de un testigo muestra una enorme nube de humo que se extiende a través del mercado al aire libre. Éste estaba lleno de fuegos artificiales, mismos que se venden en anticipación de Navidad y Año Nuevo. La reacción en cadena de destellos naranja brillante perforaron la nube de carbón.

    El fuego es común aquí. El mercado de fuegos artificiales de Tultepec ha estado marcado por las tragedias. En 2005, una explosión desgarró los puestos, hiriendo a docenas de personas y aplastando cientos de puestos. En 1998, una explosión en una fábrica de fuegos artificiales clandestinos dejó al menos 6 personas muertas y más de 150 casas dañadas.

    Así que cuando la gente se enteró del incendio el martes, muchos se preguntaron: ¿otra vez?

    Tultepec, el poblado de 131,000 habitantes a las afueras de la Ciudad de México es conocido como la capital de la pirotecnia del país. De acuerdo con un estudio de 2013, 60% de los residentes de Tultepec están involucrados en la industria. Muchos de los negocios de la ciudad son familiares y operan en pequeños almacenes.

    "Esa es la idiosincrasia de la ciudad", le dijo Jesús Pacheco, jefe del equipo de rescate de la policía del Estado de México, a BuzzFeed News afuera del mercado. Afirmó que cuando llegó al mercado —30 minutos después de la explosión el martes— había personas heridas con la ropa quemada cargando a sus parientes. A pesar de todo, "será muy difícil para la gente dejar de usar fuegos artificiales".

    Incluso, mientras trasladaban a las personas a hospitales cercanos después de las explosiones, los residentes en Tultepec estaban prendiendo fuegos artificiales en fiestas locales, dijeron varias personas en la escena la mañana del miércoles a BuzzFeed News.

    En todo México, unas 40,000 familias se benefician directamente de la venta de pirotecnia, un producto básico en las iglesias en el país incondicionalmente católico, reveló el estudio de 2013.

    "¿Cómo es posible que esto haya sucedido tres veces y esta misma gente lo haya vivido de primera mano? La gente aquí ya perdió el miedo. Se trata del dinero", dijo Francisco, quien no quiso que se publicara su apellido por miedo a represalias de quienes controlan la industria local de fuegos artificiales.

    Los distintos productos que se venden en el mercado varían desde un peso hasta $140. En esta época del año sube la demanda y es un "gran negocio", dijo Ángel Solano, quien estaba apoyado contra la reja de alambre la mañana del miércoles. De acuerdo con el gobierno municipal de Tultepec, los vendedores del mercado aquí esperaban vender alrededor de 100 toneladas de pirotecnia entre agosto y el fin de año. Como muchos residentes aquí, la mayoría de los miembros de la familia de Solano trabaja en la industria de los fuegos artificiales, incluso después de que la cara de uno de sus tíos tuvo quemaduras críticas cuando sus fábricas de fuegos artificiales explotaron. "No saben hacer otra cosa", dijo Solano. Los vendedores tienen permitido por ley vender hasta 10 kilos de fuegos artificiales a cada cliente.

    La esposa de Solano, Ilse Guzmán, estaba cerca, esperando noticias de su amiga, que trabaja en uno de los 300 puestos en el mercado. Guzmán dijo que quiere mudarse lejos de Tultepec, en donde la mayoría de los residentes almacenan fuegos artificiales en sus hogares o pequeñas fábricas durante todo el año para venderlos en diciembre.

    "Estamos sentados en una bomba de tiempo", añadió.

    De acuerdo a un reporte de 2010 del Consejo Nacional de Evaluación del desarrollo social, casi la mitad de los residentes aquí viven en pobreza de moderada a extrema. El 9% del país que está en la última categoría no puede alimentarse adecuadamente, incluso si destinan todos sus ingresos únicamente en comida. Cuarenta y nueve por ciento de los residentes no tienen acceso a servicios médicos. Ninguna de las escuelas del municipio ofrecen programas de entrenamiento para el trabajo.

    Los residentes de Tultepec han estado fabricando y vendiendo fuegos artificiales durante dos siglos. Se pasan las fórmulas químicas entre generaciones como una joya familiar. Durante el siglo XIX, los artesanos de este lugar fabricaban la pólvora con cenizas de los volcanes cercanos.

    Los explosivos se producen y decoran a mano, a menudo en almacenes pequeños y clandestinos, no registrados ante las autoridades. Se venden en toda la ciudad, pero el epicentro de la industria es San Pablito. Algunas personas dijeron que los puestos en el mercado estaban dispersos y que cada uno tenía varios extintores de fuego. Sin embargo, otros afirman lo contrario. Dicen que las medidas de seguridad siempre han sido insuficientes.

    "La gente aquí sabe que si un puesto se incendia, todos los demás lo seguirían", dijo Solano.

    Aún así, otras personas que hablaron con BuzzFeed News creen que no fue una cuestión de descuido por parte de las autoridades o males prácticas de los vendedores, sino un castigo de Dios. Afirman que es por la cantidad de ídolos falsos que tiene el país.

    El olor de la pólvora persistía la mañana del miércoles. Las delgadas espirales de humo aún salían de los montones de tierra quemada en el mercado, mientras más de 1,000 oficiales de policía y soldados recorrían los terrenos. La normalidad regresaba poco a poco.

    Un hombre caminaba alrededor de los espectadores vendiendo cigarrillos sueltos. Adolescentes curiosos en bicicleta se detenían para echar un vistazo y después seguir su camino. Una pareja de mediana edad puso un puesto de tamales a sólo unos pasos de un letrero de tela deslavado que colgaba desde la reja del mercado que enumera las "Medidas de seguridad de qué hacer en caso de incendios".

    Este post fue traducido del inglés.