1. Nunca fuiste el peor, ni el mejor académicamente hablando.
2. Probablemente usaste algún tipo de aparato médico visible.
3. Tenías pocos amigos, con los que te resguardabas de la ola de popularidad que inundaba todos los días el salón de clases.
4. Pero con ellos, fantaseaste diario con los/las guapas de la escuela.
5. Hablabas sólo lo necesario.
6. Si de casualidad, alguien del sexo opuesto entablaba comunicación contigo, te ponías rojo en .5 segundos.
7. Cuando la maestra te preguntaba algo en frente del salón, tartamudeabas.
8. Probablemente padeciste de acné.
9. Y se burlaron de ti en tu cara y a tus espaldas.
10. Por eso, te refugiaste en cosas más “profundas”.
11. Aunque intentaste encajar.
12. Eso te volvía más teto.
13. Cada que tu mamá abre el álbum de fotos te da un pavor incontrolable.
14. Los deportes —definitivamente— no eran lo tuyo.
15. De hecho, la hora de Educación Física era igual a La Hora del Infierno.
16. En más de una ocasión tu mamá te regañó en frente de tus compañeros.
17. Y te dijo como sólo te decían en casa.
18. Te hizo “el favor” de defenderte de los bullies… en frente de todos.
19. Y fue a hablar con tus maestros.
20. Llevabas el uniforme escolar con tu nombre visible y bordado.
21. Alguna vez hiciste algo por lo que serás recordado por los siglos de los siglos.
22. La computadora siempre ha sido y será tu mejor amiga.
23. Tenías (y tal vez sigues teniendo) amigos que podrían no existir.
24. Admiras a los geeks y a los nerds pero no tuviste la paciencia/inteligencia para estudiar lo que ellos.
25. Y tal vez esa sea la razón por la cual te expresas mucho mejor con emojis, que con palabras.
