A un año del sismo del 19S, muchos mexicanos siguen viviendo con estrés postraumático

Ocho personas cuentan su experiencia y sus consejos para lidiar con este trastorno.

El trastorno por estrés postraumático (o TEPT) surge tras la exposición a un acontecimiento estresante o traumático, que involucra un daño físico o es extremadamente amenazador para quien lo padece.

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El sismo del 19 de septiembre del 2017 en México afectó a muchas personas y, a un año de distancia, un grupo de mexicanos nos cuentan cómo se dieron cuenta de que padecían este trastorno y cómo han aprendido a luchar contra él.

1. "Al quedarnos sin casa, sin cosas, sentimos que se desmorona la existencia", Vero.

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Para Vero, una madre trabajadora con dos hijos de 11 y 16 años, la vida era muy tranquila... hasta que perdieron su casa el día del sismo. Para ellos tres, la vida cambió totalmente. "Porque al quedarnos sin casa, sin cosas, sientes que se desmorona la existencia, al principio no sabía cómo recomenzar. Primero, buscar un lugar para rentar e intentar recobrar la calma de una rutina fue difícil. También cambiamos la forma de percibir la existencia, ya que valoramos estar vivos y juntos".

Vero y sus hijos supieron que tenían estrés postraumático porque no dormían, no querían estar en lugares cerrados, cualquier ruido los alteraba y hasta imaginaban la alerta sísmica.

"Para sentirnos mejor empezamos a ir a terapia con una psicóloga budista, para tratar lo que sentimos. También platicamos mucho de lo que pensamos y sentimos, hacemos planes familiares en caso de una emergencia para actuar lo más acertadamente posible".

El consejo que Vero daría a quienes lo padecen es que busquen ayuda de un especialista para que los apoye y superen el estrés, ya que vivimos en una zona sísmica y tenemos que estar conscientes que va a seguir temblando.

2. "A veces topo que hasta con el audio del tamalero me sobresalto", Carmen.

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Carmen vivía en el Multifamiliar Tlalpan y ya tenía su vida armada; sabía qué días había barbacoa, a qué hora cerraba la tiendita de la colonia y las rutas para ir a cualquier lugar. Después del sismo cambió todo, pues estuvo un año sin sus pertenencias (muebles, ropa, libros) porque no las podía sacar. A su vida tuvo que agregar las reuniones vecinales y movilizaciones para exigir que el gobierno se hiciera cargo.

Ella pensaba que el tiempo había curado el shock del sismo, hasta que cinco meses después la citaron a ella y a los vecinos para entregarles los dictámenes. "Estábamos todos y todas sentadxs en la calle (en el multi) cuando empezó a sonar la alerta sísmica, sentí que me desmayaba, me puse a llorar sin poder controlarme, no fui la única, tuvieron que enviar ambulancias por crisis nerviosas. A partir de ahí vino el estrés. A veces topo que hasta con el audio del tamalero me sobresalto".

3. "Lo que más cambió mi vida fue el hecho de perder a mi mejor amigo de la nada", Mayra.

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Antes del sismo, Mayra estaba en último semestre de la carrera, y con sus amigos solo hablaba de la graduación con nervio y emoción. A ella le tocó estar en el Tec Campus Ciudad de México y recuerda perfecto que estaba en la caminadora del gimnasio cuando creyó sentirse mal, hasta que se dio cuenta que era el sismo. "Como pude corrí, me caí y tuve que gatear hasta una zona medio segura. Imposible bajar, así que solo nos replegamos en el área de la entrada del gimnasio porque todos los equipos pesados se movían o caían".

Un profesor les dijo, días después, que este evento los marcaría en un corto y largo plazo, y eso se le quedó grabado al instante. Lo que más cambió en su vida fue el hecho de perder a su mejor amigo de la nada y estando casi en el mismo lugar. "Ha cambiado cómo entiendo la vida y nuestra fragilidad".

Luego de leer todos los síntomas en redes sociales y saber identificar sus emociones, se dio cuenta de que padecía TEPT. Lo que más le ha ayudado a combatirlo es hablar con su familia y amigos cercanos. "Mi consejo sería saber tenerte paciencia, tomarte el tiempo de sentir e identificar qué pasa y sobre todo, no pretender que no “deberías” sentirte así a casi un año".

4. "En los albergues no había espacio para mí y tuve que dormir en la banqueta", Ángel.

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Ángel era fundador de una agencia de marketing, acababa de abrir una nueva oficina en la colonia Roma y su vida era normal entre oficina, negocios y conferencias. Cuando sucedió el sismo se encontraba en un Starbucks trabajando y uniendo alianzas para ayudar a la gente del sismo del 7/9.

"Mi vida cambió radicalmente, perdimos la oficina nueva (sin pérdida humana) y económicamente se fueron más de 1.5 M. Debajo del edificio estaba mi auto, y al llegar a mi depa, ya no lo tenía... No tuve tiempo de reaccionar, ni de llorar, estaba en un shock enorme que lo único que hice fue buscar un albergue, toqué puertas en muchos, en mi delegación estaban llenos y no había espacio para mí, y las demás delegaciones no me quisieron ayudar y dormí en la banqueta".

Ángel no duerme como antes, quizás solo dos o tres horas al día, fuma más, y nota movimientos que pasaban desapercibidos, como el pasar de un camión en la calle. No le gusta estar en la casa, ni en la oficina. "Desde aquella fecha dejé de ir a la oficina y manejo todo remoto, todo parece hoy en día normal, pero cuando volteas al pasado no lo es, y obvio que sabemos el porqué".

El único consejo que Ángel daría es: reinvéntate. "Haz todo nuevo, en mi caso comencé a hacer YouTube, inscribí mi doctorado, reconcilié con amigos y familiares. En esos momentos descubrí que nadie tiene miedo a morir sepultado en un edificio, uno tiene miedo que sea tu hermana, tu esposo, tus hijos, tus padres... Reconcilia con ellos porque, pase lo que pase, la familia será primero".

5. "A veces escucho una alarma y pienso que es la alerta sísmica", Alexa.

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Alexa estaba en su trabajo en el momento del sismo del 19 de septiembre. Aunque en un año ha dejado atrás ciertos malestares, en estos momentos de su vida lo que la martiriza es el terror de que vuelva a temblar.

"Estoy pasando por el momento en el que me acuerdo del sismo y de lo que pasó en los días posteriores y me dan muchas ganas de llorar. A veces siento que tiembla y no es así, o a veces escucho alguna alarma y pienso que es la alerta sísmica y no es. Todo eso me hace pensar en que son síntomas del estrés postraumático, por lo que he leído sobre ese trastorno".

Para ella, lo más importante para superarlo, además de socializarlo, es buscar ayuda psicológica profesional.

6. "Cuando tembló me acababa de salir de bañar, ahora siempre tardo menos de diez minutos en bañarme", Adriana.

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Adriana estaba en su casa en el momento del sismo, se había salido de bañar y estaba por empezar a vestirse cuando comenzó, y por el movimiento no podía hacerlo. En cuanto terminó salió a la calle, pero no podía atrapar a su perra que corría histérica por el patio. "Una vez estando afuera me vino a la mente mi hija y me fui corriendo por ella a la escuela, en el camino comencé a enterarme de lo grave que había sido".

Desde entonces tarda menos de 10 minutos en bañarse y vestirse, en lugar de pantuflas deja sus tenis junto a su cama y un suéter. "Mi hija deja sus botitas y una lámpara junto a ella y constantemente le preocupa el día 19 del mes, por las alertas posteriores".

Sabe que tiene TEPT porque al repetir la acción que realizaba al momento del sismo (es decir, bañarse) revive la ansiedad. Salir a caminar a la calle le ayuda a mantenerse alerta y a tranquilizarse ante el estrés que aún vive.

7. "No te sientas mal por sentir cosas, somos seres humanos y, por tanto, sensibles", Israel.

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Antes del sismo, en la vida de Israel había tranquilidad; ahora, cualquier ruido extraño de la calle lo pone alerta y si hacen bromas del sismo le regresa la tristeza. "Fue encontrarse con una fragilidad de la cual nos habían amenazado mucho tiempo. Verla de frente fue y sigue siendo aterrador".

Una amiga fue quien le dijo que tenía los síntomas del estrés postraumático. "Tengo un programa de radio y en la estación transmitimos después del sismo. La sensación de soledad (uno de los síntomas del TEPT) me orilló a ir todos los días. Ahí, esta amiga me ayudó a relajarme, porque le dije que justo la noche del temblor, luego de dar una vuelta por varios lugares para ayudar, me rompí a llegar cuando llegué a casa y no pude parar en un par de horas".

Para Israel, lo primero que recomienda es aceptar el trastorno. "Entendí que no es algo que yo me haya provocado, sino una reacción de mi mente y cuerpo. Creo que ese es el mejor consejo: no te sientas mal por sentir cosas. Somos seres humanos y, por tanto, sensibles, así que no tenemos la culpa de generar emociones o temores".

8. "A veces a media noche me levanto a ver que las llaves estén pegadas en la puerta", Érika.

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Para Érika, el sismo del 19 de septiembre fue un episodio traumático no solo por lo que experimentó, sino porque estaba con su hija de un año ocho meses en su casa, en un cuarto piso.

"Me dan ataques de pánico, no puedo parar de llorar y me cuesta muchísimo aguantar el impulso de salirme de mi casa y quedarme un rato abajo. Me pone muy nerviosa estar en lugares cerrados con mucha gente. Siempre que llego a un lugar pienso en cuál sería la mejor salida. A partir de ese suceso dejamos las llaves pegadas a la puerta para no tener que buscarlas si no hubiera luz. A veces a media noche me levanto a ver que estén puestas".

Supo que padecía TEPT porque ha estado yendo a terapia. "Todos los días en algún momento vienen pensamientos de "¿y si suena la alarma?" Y enseguida siento miedo en forma de frío que me recorre todo el tiempo. Es como estar todo el tiempo a la expectativa".

A Érika le han funcionado los ejercicios de respiración y relajación, pero sigue siendo complicado dejar a su hija en la escuela. "Tengo que ir soltando ese miedo y no dejar que me prive de una vida normal". :/

En este link puedes encontrar información para saber si padeces este trastorno y otros consejos para sobrellevarlo.

Y puedes buscar ayuda profesional en AMPIEM, la Asociación Psicoanalista Mexicana, Centros de Salud, etc.