Esta es la mujer que logró que "pasar el pack" sea un delito en Yucatán

    A los 16 años Ana Baquedano fue víctima de la difusión de imágenes íntimas, ahora a los 23 años encabeza una lucha histórica para todo el país.

    MÉRIDA, YUCATÁN.- Ana Baquedano Celorio era una adolescente de 16 años que vivía con su familia en Mérida y tenía una relación amorosa cuando se tomó una fotografía desnuda en un baño y se la mandó a su novio.

    Un año después cuando esa relación terminó, ella notó una actitud violenta en el joven a pesar de que lo conocía desde que ambos iban en preescolar, por eso le pidió que borrara las imágenes. Sin embargó, él las compartió hasta que se volvieron virales y mucha gente en esa ciudad las había visto. La actividad conocida coloquialmente como "pasar el pack".

    Ana pensó en el suicidio, pensaba que era su culpa; los primeros días no le dijo a nadie y sólo le pidió a sus padres que la llevaran a una psicóloga, pero ni a la especialista se atrevió a contarle. Cuando finalmente le confesó a su familia, la regañaron pero con el paso del tiempo la apoyaron.

    “Se enteró toda mi escuela, mi familia, a donde fuera la gente ya había visto la foto, invadió todas mis esferas, sé lo que es contemplar suicidarte con tal de que la gente no vea esa foto”, dijo en entrevista a Buzzfeed News México.

    El problema escaló cuando las fotografía fueron publicados en un extinta página web llamada “Yucatercos”, que resultó ser parte de una red de trata de personas. Este sitio además del material visual exhibía datos personales de las víctimas (teléfono, direcciones de escuela, casa y trabajo). A Ana le escandalizó ver que había una base de datos de decenas de mujeres y eso la hizo buscar ayuda legal y apoyo mediático.

    “Mi primer acto de activismo (durante una entrevista con Televisa) fue pedir que no censuraran ni mi nombre ni mi cara” sostuvo.

    La joven construyó una conferencia testimonial a raíz de esta experiencia, quería demostrar que ningún caso es un hecho aislado para que nunca más una mujer en Yucatán sintiera que estaba sola.

    Así que comenzó a impartirla en escuelas con apoyo del programa institucional Escudo Yucatán y fue conociendo víctimas de difusión no consentida de contenido íntimo prácticamente en cada lugar al que iba, excepto que cuando les recomendaba a las mujeres que denunciaran, las regresaban porque hasta ese momento las autoridades no perseguían este delito.

    En diciembre de 2017 le propuso al gobierno estatal que se atacara este problema desde otros frentes y no sólo a través de conferencias. Con luz verde de las autoridades, Ana se asesoró con abogados para redactar la iniciativa de ley enfocada solo a la difusión no consentida de contenido íntimo llamada erróneamente porno-venganza.

    “La Secretaría General de Gobierno vio la iniciativa, la apoyó y se la mandó al gobernador, él se la envía al Congreso, pero me di cuenta que empiezan a salir en el periódico un montón de artículos que decían ‘ley para penalizar el sexting’ y yo dije ¡no, nada más eso me falta!”, expresó.

    Para evitar que el Congreso modificara esta iniciativa, Ana fue a hablar con ellos en compañía de una psicóloga y un policía cibernético.

    “En el mundo del activismo no pasa que escribes una iniciativa en diciembre y pasa (aprobada) en mayo. No me quiero ilusionar, pero no sólo el proyecto ha tenido mucha suerte, creo que en la forma de pedir está el dar, no hablar desde el enojo, al menos en mi caso es más sano verlo con mucha compasión y concentrarme en la enfermedad social y no en síntomas individuales y encontrar aliados”.

    Ana le llama porno-venganza porque asegura que su lucha primero es que la gente sepa diferenciarla del término sexting, que es una práctica común dentro de la sexualidad actual.

    "Prohibir el sexting es como querer evitar enfermedades de transmisión sexual prohibiendo las relaciones sexuales, no va a funcionar y la gente no te va a hacer caso", señaló.

    La iniciativa de ley busca que se castigue con hasta nueve años de prisión y multas a quien comparta este tipo de fotografías o videos, los haya conseguido con el consentimiento de quien aparece o no. Además, si quien difunde este contenido está relacionado sentimentalmente con la víctima o ésta es menor de edad tiene agravantes, también está cometiendo un delito quien sólo "role el pack" aunque no conozca a los implicados, incluso, si quien las distribuye vive en otro estado, pero la víctima radica en Yucatán.

    También está contemplada la "sextorsión"; es decir, si una persona amenaza a otra con difundir este tipo de fotografías a cambio de algo.

    "La policía cibernética en este caso es nuestra mejor amiga, tu vas a la Fiscalía a denunciar, llevas toda la evidencia que puedas, capturas de pantalla, nombres de las cuentas, direcciones de URL. Debes conocer los artículos del código penal, pedir que tu caso lo tome la policía cibernética y presionar, porque si quitas el dedo del renglón, mandan tu denuncia a la fila", recomendó consciente de que en los ministerio públicos hay casos de funcionarios que revictimizan a las afectadas.

    Después de siete años de haber sufrido un calvario con la difusión de sus nudes, Ana hoy marcó un parteaguas histórico en todo el país, pues a partir del 1 de agosto próximo, que entre en vigor, Yucatán será uno de los primeros estados de México en perseguir esta acción como delito.

    "Cuando se aprobó no podía dejar de llorar. No podía creer que algo que en algún momento fue una tortura en mi vida se transformara en algo tan esperanzador. Y he leído comentarios de que soy una pinche vieja que está queriendo hacer justicia, pero lo más bonito es que no, la respuesta más fácil sería quedarme en mi casa viendo Netflix y llevar este proceso en privado, pero cuando descubres el poder de contar tu historia para apoyar a alguien más le da un sentido a lo que viviste", expresó.

    La estudiante de sexto semestre de Psicología hoy ve en retrospectiva que aquella foto que le tomó dos segundos tomar, en algún momento, tuvo más valor que su propia vida y le recomienda a todas las personas que pasen por esto que hablen con alguien de confianza y pidan apoyo.

    "Yo ya soy libre porque ya decidí cuánto valgo yo y nadie me lo va a venir a cambiar".