El otro día (como soy una humana muy enferma) decidí pedir a la comunidad de BuzzFeed que me contara los sitios más extraños en los que ha hecho caca. Como la cacamunidad es abierta y sincera, me ha llegado un aluvión de respuestas. Gracias a todos los que han compartido sus muy personales experiencias cagonas.
Y, sin más dilación, aquí están sus historias...
1. La caca de siete litros:
3. La cazada con los pantalones bajados:
Estaba en una fiesta cuando descubrí que comer Taco Bell antes de una larga noche de cervezas no es una buena idea. De repente, en medio de una partida de lanzar pelotas de pimpón a la cerveza, el dolor de estómago hizo su aparición. Dije a mis compañeros de juego que tenía que ir corriendo al baño. El baño estaba ocupado, y no pude aguantarme más. Me escabullí por la puerta de atrás y corrí hasta el jardín de los vecinos. Cuando estaba lanzando una bomba de culo en su jardín, se encendió la luz del porche. Intenté esconderme rápidamente entre los arbustos, pero el perro, que lo habían sacado para que hiciera pis, decidió venir a donde estaba yo y ponerse a ladrar sin control. Me pillaron, literalmente, con los pantalones bajados de la forma más bochornosa.
5. El zurrullo de la banda:
En la escuela secundaria, durante la temporada de las bandas de percusión. Descubrí que era intolerante a la lactosa. Cuando estaba preparándome para el ensayo de esa noche, me tomé una hamburguesa doble-doble estilo Animal, de In & Out, más unas patatas fritas estilo Animal. Y para ir desde la habitación de la banda hasta el gimnasio hay que cruzar el campus. Para resumir, no llegué a tiempo al baño. Me llené de m***** yo, y todo lo que me rodeaba. Luego tuve que atravesar el campus de vuelta, llamar a mi padre, porque tenía 14 años, y volver a casa en la parte de atrás de su furgoneta.
6. La boñiga de la barca:
Por un lado de una barca en movimiento, cuando tenía unos 6 años...
7. La caca de la impresora:
Me acababa de mudar a mi habitación de la residencia de estudiantes y, de repente, tuve ganas de hacer caca. No fue en plan "bueno, puedo esperar", sino "va a salir de mi cuerpo en segundos". Y los dos baños estaban ocupados, así que hice caca en la caja de mi impresora. Apilé más basura en la caja y la saqué al contenedor.
8. La relajación desafortunada:
Estaba volviendo a casa desde la casa de un amigo, y me entraron unas ganas horribles de ir al baño. Al salir del coche, mis nalgas se aflojaron y me lo hice en los pantalones.
9. La doble doble:
Estaba de viaje y no había ninguna gasolinera ni restaurante a, por lo menos, 20 minutos de distancia. Acabé haciendo caca en un vaso de café vacío de Tim Hortons, bajo un paso elevado, a un lado de la autopista. Mis hermanas ahora me llaman la "doble doble".
10. La defecación presidencial:
Mi padre estuvo 26 años en las fuerzas aéreas. Uno de esos años, nos llevó a conocer el Air Force 1 (que, por si alguien no lo sabe, es el AVIÓN DEL PRESIDENTE. El del POTUS). Cuando eso ocurrió, yo tenía unos 5 años y me entraron muchísimas ganas de ir al baño. Así que tuve que hacer caca en el avión del presidente. Cuando hizo Great American Teach-In, contó a todas las clases que cagué en ese avión. Aún a día de hoy, lo comenta con la gente. Es muy embarazoso.
11. El movimiento intestinal del autobús:
En la escuela secundaria, tenía problemas de estómago y, un viernes por la noche, tuve una emergencia al volver de un partido de fútbol. Tenía tantas ganas de ir al baño que me salían lágrimas, pero no había ningún sitio donde parar, así que... hice caca en un cubo de 20 litros, en una bolsa del supermercado, mientras dos mujeres me tapaban con una manta y con el conductor escuchando, con el autobús lleno de escolares dormidos. Muy. Mortificante.
12. La cagada de la bolsa de Target:
En un lado de la interestatal, en dos bolsas de Target, en el asiento del conductor. Cuando comienzan los ruidos en la tripa y los sudores, y la siguiente parada está a 30 kilómetros. Lo metes en dos bolsas y das gracias a Dios por llevar falda.
13. La caca sagrada:
Estaba yendo al bar con mi primo, y estábamos a 10 metros cuando me entraron las ganas de repente, y tenía que hacer caca YA. No pude esperar a llegar al bar, así que fui detrás de una iglesia, en el jardín. No fue mi mejor momento.
14. Las vacas curiosas:
Una vez, había salido a correr en Gales y, de repente, tuve que ir al baño URGENTEMENTE. Estaba corriendo al lado de un campo de vacas, así que salté la valla y me agaché en el campo. Lo más incómodo fue que todas las vacas se me acercaron, y yo no estaba de humor para hacerles carantoñas.
15. La mierda caliente:
16. La caca colgante misteriosa:
¡Dios mío! Esto es bastante bochornoso, pero ahí va. En cuarto curso, tenía problemas de estreñimiento. Un día, en clase, sentí que una bolita de caca caía en mi ropa interior. Fui corriendo al baño, pero cuando llegué no pude encontrar la caca en ningún sitio. Me encogí de hombros y volví a clase. Cuando llegué, todo el mundo estaba arremolinado alrededor de algo que había en el suelo, y era la bola de caca. ¡Debía de haberse caído de mi ropa interior! Me dio mucha vergüenza pero, aunque la caca estaba al lado de mi pupitre, nunca averiguaron que fui yo.
17. El fertilizante:
Cuando éramos pequeños, mi madre solía visitar a nuestro abuelo, pero no nos dejaba entrar dentro de su casa porque fumaba. Mi hermana mayor tenía muchas ganas de hacer caca, así que las hizo en el jardín.
18. La boñiga off-Broadway:
El sótano de Alexander Hamilton. El pasado abril fui a Nueva York. Estaba en Harlem en la casa museo, y me entraron muchas ganas de hacer caca. El sótano era el único baño disponible.
19. La caca de presa:
Estaba de safari en Tanzania, en mitad del Serengueti, es decir, a muchos kilómetros de distancia del baño más cercano. Así que, cuando se produjo la llamada de la naturaleza, no tuve más remedio que agacharme entre algunas hierbas altas y hacerlo ahí. En realidad, me resultó bastante agradable agacharme así. Casi natural. Pero lo peor fue que mi abuelo, mi padre Y el guía de viaje tuvieron que formar un triángulo a mi alrededor mientras me agachaba con los pantalones bajados. ¡Tenían que estar atentos a cualquier depredador que intentara comerme mientras yo hacía lo mío! ¡Muy incómodo!
20. Las heces de Pringles:
Durante una excursión de cuarto curso, pillamos un atasco en la interestatal, de vuelta a casa. No podía aguantarme más y profané una lata de Pringles.
21. La mierda de la pasarela:
Yo no participaba, pero en la escuela secundaria tuve amigos que competían a ver quién era capaz de hacer caca en la pasarela de nuestro "cafetorio" (mitad auditorio, mitad cafetería), en una papelera.
Más de diez años después, aún pienso en ello con frecuencia.
22. El popó de la princesa:
Tenía 16 años, y era la princesa de la realeza de mi ciudad. El día previo a un desfile tomé un laxante, y no me hizo efecto hasta después del desfile. Estaba volviendo a casa, con ningún baño en los alrededores y solo campos de maíz. Tuve que hacerme a un lado, y cagué en un campo donde nadie podía verme con mi gran vestido rosa y vaporoso.
23. La cagada secreta (hasta ahora):
Cuando tenía 7 años, no quería ir hasta el baño (a tres puertas de distancia), así que hice caca debajo de la cama de mi hermana. No lo descubrió hasta pasados unos dos días, y pensó que había sido el perro. Nunca se lo conté a nadie...
24. La diarrea caliente:
A 38 grados de calor, apoyado en un muro de adobe, con 90 kg de protecciones corporales y munición encima, durante un tiroteo entre sunís y chiitas con nosotros en el medio. Durante mi primer viaje a Irak, casi toda mi unidad (100 hombres) padecimos disentería. Esa semana, las granadas y los artefactos explosivos no fueron lo único que explotaba.
25. La caca del vaso:
En un vaso de restaurante vacío, en la parte de atrás de mi tienda. Había clientes en el piso y no tengo ningún baño cerca de la tienda. ¡¡Era una emergencia!!
26. Y, por último, la cagada del Dollar Tree:
Una vez, había ido a hacer unas compras al Dollar Tree para una fiesta de verano. De repente, tuve ganas de hacer caca. No había baño en la tienda, y ese Dollar Tree estaba en un centro comercial abandonado, así que era la única tienda cercana. Pregunté a los empleados si alguno tenía un baño al que pudiera acceder, y me dijeron que no. Empecé a barajar mis posibilidades, que eran muy escasas, y se redujeron a, básicamente, salir fuera y hacer caca en la acera delante de la tienda. Tampoco había papeleras ni ningún árbol. Era simplemente un aparcamiento abierto vacío. La otra opción era hacerlo en algún lugar de la tienda y esconderlo. Estaba empezando a desesperarme y no podía salir de la tienda, porque tenía más de 50 artículos en el carrito, y ya estaba en el punto de tener que apretar las nalgas. Empecé a entrar en pánico, porque no me podía aguantar más. Miré hacia abajo y llevaba unos calcetines de Ralph Lauren. Hice lo que tenía que hacer. Fui a un rincón de la tienda, deslicé mis pantalones cortos a un lado y, de algún modo, hice caca justo en el calcetín. No había papeleras, así que seguí comprando mientras sentía el olor de la mierda salir de mi bolso.
¡¡¡FELICES CAGADAS!!!
Este artículo ha sido traducido del inglés.