1. Tener tu teléfono lleno de fotos de tu perro.
2. Olvidarte por completo de tu privacidad.
3. Tener conversaciones con tu mascota e imaginarte su voz cuando te contesta.
4. Saber que tu cama le pertenece por completo a tu 'perrhijo' y tú solamente eres un invitado.
5. Tener distintas variables para su nombre original.
Todos mis perros han tenido segundo nombre: - Yayo Eugenio. - Trón de Jesús. - Nico José. Así da más placer regañarlos
En el caso de mi perro es Nico, pero también se llama Nicoylino, Nicanor, Nicandro, Baby y Dobby. ¿Tú?
6. Ubicar a otras personas por su perro y no necesariamente por su nombre.
7. Cada que sales de tu casa y no puedes llevar a tu mejor amigo peludo contigo, despedirte de él como si fuera la última vez que lo verás...
8. Y acongojarte muchísimo cuando llegas y no está ahí inmediatamente para recibirte.
9. Saber que una gran parte de tu quincena será destinada a las necesidades de tu mascota...
10. Además, siempre terminarás gastándote un poco más de lo que pensabas.
11. Tratar a tu perro como todo un ícono de la moda y tenerle preparados distintos atuendos.
12. Y, por supuesto, aprovechar cada época del año para vestir a tu bebé con accesorios temáticos.
13. Sentirte la peor persona del mundo cuando tu perro te pide que le compartas de tu comida, pero es algo que le hace daño...
14. Pisar a tu perro sin querer y desear que mejor te pase un camión encima.
15. No poder dejar de hablar de tu perro como si se tratara de una persona.
16. Resignarte a que, por más que intentes evitarlo, la mitad de tu ropa va a estar cubierta de pelos o de saliva...
17. Y a que ciertos objetos van a desaparecer misteriosamente de tu casa y luego aparecer llenos de mordidas.
18. Vivir en completo estrés cuando te vas de vacaciones porque alguien más está cuidando a tu perro.
19. Hacerle sus propias redes sociales a tu mascota y convertirlo en una extensión de las tuyas.
20. Tener millones de selfies en las que tú sales bien y tu perro no... o viceversa.
21. Enojarte cuando alguien le dice feo, gordo o cochino a tu perro, pero tú decírselo "de cariño".
22. Estar acostumbrado a momentos súper incómodos por culpa de tu perro.
23. Hacer tus planes en función de si tu 'perrhijo' puede acompañarte o no.
24. Comprarle a tu perro accesorios que son cien veces más bonitos de los que tú te compras para ti mismo.
25. Sentir que tu corazón explota de amor cada que escuchas unas patitas en el piso corriendo hacia ti...
26. Y saber que NUNCA JAMÁS NI EN UN MILLÓN DE AÑOS tendrás un amigo tan incondicional como esa bola de pelos que llegó a tu vida.
