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    Leticia Dolera no contrató a una actriz porque estaba embarazada: hablemos de nuestros derechos laborales

    La actriz Aina Clotet denuncia que Leticia Dolera, directora de la serie feminista 'Déjate llevar', la despidió por estar embarazada.

    Leticia Dolera decidió no contratar a una mujer para 'Déjate llevar', una serie que trata precisamente sobre las problemáticas de ser mujer, tras enterarse de que ésta estaba embarazada. La actriz, Aina Clotet, rompía hoy su silencio con un comunicado en el que explicaba su caso "para que otras mujeres embarazadas no tengan que sufrir la misma desprotección legal". Dolera, por su parte, afirmaba que las razones para no contratarla eran exclusivamente interpretativas, ya que el personaje de Aina tenía muchas escenas de sexo y no podrían esconder el embarazo. Clotet cuenta que le ofreció a la directora varias opciones para poder continuar en el rodaje, incluso utilizar parte de su sueldo para subsanar los gastos del seguro, pero que todas fueron desechadas.

    La conversación en Twitter está centrándose en lo decepcionante que resulta esta decisión por parte de Leticia Dolera, una mujer feminista muy vocal en la lucha, pero creo que deberíamos estar hablando de que quedarse embarazada supone un deporte de riesgo en cualquier trabajo. En palabras de Clotet: "[Dolera] me informa telefónicamente de que no cree que puedan contar conmigo porque hay un problema con la póliza del seguro, que establece un coste altísimo para cubrir cualquier problema derivado del embarazo".

    La decisión de Dolera y sus motivos, completamente injustificables, son un reflejo más de que ninguna estamos exentas de comportamientos y actitudes patriarcales, y de que no deberíamos idealizar ni siquiera a las activistas. Pero todo este debate debería servir para atajar la desprotección laboral de las mujeres embarazadas en prácticamente todos los ámbitos. Hablemos de legislación, de la vulnerabilidad legal de las mujeres ante los despidos, de que en entrevistas de trabajo se nos pregunte si vamos a quedarnos embarazadas, de que no se nos contrate si decimos que sí.

    Los machistas, por su parte, han vuelto a aprovechar el tirón (al igual que ocurrió con las acusaciones a Asia Argento, otra figura muy vocal para el movimiento #MeToo) para atacar a todo el feminismo, que en casos así parece un ente abstracto formado por las únicas tres mujeres que han resultado problemáticas, a gritos de "dónde está vuestro dios ahora". Y ahí es donde volvemos a divisar al verdadero enemigo.

    Ni este caso, ni ningún otro en el que una mujer feminista haya metido la pata, deslegitima la lucha feminista; solo nos recuerda que cualquiera de nosotras puede caer en las trampas del patriarcado y que todavía queda muchísimo por hacer. Ni Leticia Dolera representa todo el feminismo, que es un colectivo heterogéneo y global sin portavoces, ni su mala praxis pone en tela de juicio nuestras demandas sociales. En todo caso, las subraya. Si esto sirve para que los derechos laborales de las mujeres (embarazadas o no) salgan a la palestra, bienvenido sea.