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Esto es lo que puedes hacer como hombre para no cargar a las mujeres con todo el trabajo de las cenas navideñas

Las cenas y fiestas navideñas son menos amables si tenemos que enfrentarnos solas a la organización, la compra, la cocina y la limpieza.

Se avecina la Navidad, esa época de paz y amor en la que básicamente las mujeres nos pasamos veinte días planificando menús, organizando encuentros y preparando todo lo necesario para que durante las cenas familiares acabemos agobiadas porque el segundo plato está en el horno, Miguelito se ha quedado sin Coca Cola en el vaso y Paco no "puede" ni traer más servilletas porque se ha sentado al fondo de la mesa.

Cada Navidad escucho a muchos hombres decir que "ellos quieren ayudar, pero que Antonia no se deja". Pero es que Antonia no tendría que "dejarse" si los tíos se involucraran desde el principio en la preparación y la logística de recibir a 20 personas para cenar. Así que hemos confeccionado una lista para que tú, querido aliado, puedas empezar a reparar y compensar todos esos años de desgaste físico y emocional para las mujeres de tu vida.

1. Participa en el proceso de organización de las cenas. Ayudar a planificar el menú teniendo en cuenta alergias o intolerancias, si algún invitado es vegetariano o vegano, si hay niños... O calculando el tiempo de preparación de la comida, de cuánto espacio disponemos o si se necesitan espacios para personas con movilidad reducida. Hay muchísimas cosas que preparar y no pueden recaer todas sobre una única persona. Si te has involucrado en este proceso, sabrás qué se necesita más adelante y no forzarás a tu madre/tía/mujer a hacer de project manager contigo.

2. Compra los ingredientes que hayáis acordado en la planificación. Hazlo con tiempo para reducir al mínimo las compras de última hora.

3. También puedes encargarte de la labor de comunicación. Es decir, llama o escribe a los familiares, haz una lista de comensales y estate pendiente de las confirmaciones, cancelaciones o peticiones concretas. Ten una comunicación fluida con los invitados. Estamos acostumbrados a que las mujeres de la familia sean siempre las portavoces y lo de "ni idea, eso lo lleva mi parienta" ya queda como muy 1953.

4. Arrima el hombro para poner la mesa y hacer la cena, que no se hace sola. Pica, corta, pela, adereza o reboza; o encárgate de estar pendiente del horno y los fogones. Intenta adelantarte a lo que se pueda necesitar para evitar que las mujeres se echen encima todo el trabajo de coordinación y asignación de tareas.

5. Propón a los señores de la familia que se sienten en los lugares más accesibles y cercanos a la cocina para que no sean las mismas de siempre las que estén pendientes de todo y puedan disfrutar de la cena. Si el trabajo se hace entre todos, todos podréis disfrutar.

6. Responde a los comentarios machistas que se puedan dar durante la cena, desde los "Luisa, tráeme una cerveza" ("levántate tú a por ella" si te apetece gresca o "ya te la traigo yo" si quieres ahorrarte la confrontación) hasta los debates subidos de tono relacionados con la actualidad. No le rías las gracias a tu cuñado el que lleva las denuncias falsas como estandarte; no dejes que se hable mal a las mujeres de la mesa o que se hagan chistecitos a su costa. Apóyanos. Recuerda que tu rechazo activo les impactará y removerá más que el nuestro.

7. Evita que las mujeres se sienten a cenar las últimas, que se queden con los peores trozos de la comida y que se levanten 50 veces durante la velada. Esfuérzate un poco y cuídalas como lo harías con cualquier ser querido.

8. No permitas que tu madre le prepare a los adultos de la casa la ropa que tienen que ponerse. Si hay niños en la casa, asegúrate de que la ropa es de su talla, está limpia, planchada y lista para utilizar. Si no es así, encárgate con tiempo.

9. No consientas que los hombres copen la conversación. Corta a tu tío si ha interrumpido a tu prima o deja claro que no están dejando hablar a tu abuela. En definitiva, intenta que las mujeres te perciban como un lugar seguro ante esas fechas tan estresantes y especialmente cargadas de machismo.

10. No te quedes hablando y comiéndote el turrón mientras las mujeres de la familia recogen, barren y friegan. Insta a los demás hombres a hacer lo mismo.

11. Olvídate del "habérmelo pedido" porque las mujeres, sobre todo si se han colgado siempre el peso de la vida doméstica, nunca van a pedirte nada. Es tu responsabilidad participar en las tareas y hacer tu parte, y no es culpa suya no exigir algo que debería salir de ti.

12. Si vais a hacer regalos, que no sean ellas las que piensen, compren y envuelvan todo.

13. Haz tu parte en la limpieza y en la decoración festiva. Tener la casa lista para recibir invitados es un trabajo a tiempo completo.

14. Al día siguiente también hay que comer, limpiar y volver a la rutina. Sigue aplicando todo esto en el día a día y no te desentiendas el 1 de enero, porque la desigualdad no entiende de fechas.