Pero Frida no solo es famosa, adorable y abrazable, también es muy valiente.
Se merece todos los himnos, loas y monumentos que reservamos a los héroes que nos dieron patria.
Ella salvó vidas y renovó nuestra fe en que el mundo es un lugar noble.
Todos deberíamos aspirar a ser más como ella.
Su tierna mirada es una obra de arte.
Cada acto de valor o entrega, se lo deberíamos dedicar a ella.
Queremos que sea lo primero que vemos al despertar.
Y que por las noches nos acompañe al reino de los sueños.
¿Para qué hacen películas de héroes si no superarán a la vida real?
Esta perrita nos representa a todos.
Bajo su cuidado perruno, tendríamos un mejor país.
Aprenderíamos a olvidar nuestras diferencias por el bien común.
Y ayudaríamos al prójimo hasta el último aliento.
Tendríamos todos una patria aún más digna de ser amada.
Y un sentido de la moda inmejorable.
Tu sonrisa, Frida, nos acompañará allá donde tus patitas peludas no puedan.
Nos calentará el corazón en las noches de frío.
Y nos dará valor frente a cualquier peligro.
Hará que demos lo mejor de nosotros sin esperar nada a cambio.
Y así, tal vez, sólo tal vez, un día seremos dignos de ti, Frida.