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Así fue como descubrí que mi hermana era bulímica

No tenía ni 10 años y un día encontré a mi hermana forzándose el vómito en el baño con una cuchara. Esa experiencia me marcó de por vida

Era un día cálido y normal, esa clase de día en el que sabes que nada extraordinario iba a suceder. Apenas contaba con 8 años de edad y estaba jugando con mis muñecas cuando de repente me entró la urgencia de ir al baño. Sabía que mi hermana, Tiffany, se estaba duchando porque escuché la regadera encendida y la música que frecuentemente escuchaba mientras se bañaba. Las ganas de ir eran demasiado grandes para esperar así que decidí ver si, por alguna razón, Tiffany había dejado la puerta abierta. Casi salté de la alegría cuando me di cuenta que por suerte no había cerrado con llave. Pero en ese mismo momento descubrí algo que nunca antes había visto…

Tiffany estaba arrodillada frente al escusado metiéndose una cuchara en la boca y vomitando sangre. En ese instante quedé paralizada porque no sabía qué estaba sucediendo. Recuerdo que todo se volvió en cámara lenta, yo nunca había visto a nadie vomitar sangre y por ende sabía que eso no era algo normal. Mi cuerpo temblaba y empecé a llorar y a preguntarle a mi hermana qué estaba sucediendo. Ella me intentó calmar y me aseguraba que todo estaba bien, pero yo no le creía nada de lo que me decía. Tiffany usó la excusa de que se sentía mal del estómago y me hizo prometerle que no le iba a decir nada a mi mamá, pero no cumplí con esa promesa porque estaba realmente preocupada.

A mi corta edad, yo no sabía qué era un trastorno alimenticio. En el colegio nunca se abordaban esos temas y la verdad es que en Guatemala es muy común no hablar de ciertos temas en público, especialmente si son cosas por las que una familia puede ser juzgada. A pesar de esto, muy dentro de mí sabía que haber encontrado a mi hermana forzándose el vómito no era algo normal, así que, a pesar de haberle prometido que no lo iba a hacer, decidí decirle a mi mamá lo que había sucedido.

Nunca olvidaré el rostro de mi madre cuando al fin me armé de valor para contarle lo que había visto. La cara se le puso pálida y llena de duda y terror. Era claro que no tenía ni la menor idea de lo que había estado sucediendo con mi hermana. La verdad es que no puedo imaginarme cómo se puede sentir una madre al enterarse que su hija está teniendo un problema así de grave, especialmente cuando tenía una hija como Tiffany.

Tiffany era una chica popular de 12 años que poseía esa clase de presencia imposible de ignorar. Ella no sólo era bonita y simpática, pero también era una jovencita super chistosa, con un carisma inigualable. Al mismo tiempo ella era rebelde sin causa, siempre metiéndose en problemas sin importarle lo que pensaran de ella. ¡Anhelaba vivir su vida a plenitud! En el colegio todas las chicas le temían o querían ser como ella, y en muchos casos era una combinación de ambas cosas. Recuerdo que yo la idolatraba —a pesar de que a veces fuese muy dura conmigo y me trataba terriblemente, como cualquier hermano mayor suele hacer, ella era mi defensora cuando alguien trataba de hacerme daño. Yo no era una niña popular, siempre fui bastante tímida y sufría de bullying por parte de muchas de mis compañeras y cuando le contaba a mi hermana mayor las maldades que me hacían en el colegio, ella era la primera en defenderme. Mis compañeras de clase aprendieron a no meterse conmigo porque sabían que mi hermana les podía hacer la vida imposible. Esa era la clase de pre adolescente que Tiffany era. Una niña capáz de dejar huella dondequiera que fuera. Con todas esas cualidades extraordinarias, nadie se imaginaría que estuviese batallando con un terrible problema de autoestima, que la llevó a provocarse el vómito con tal de intentar verse como las modelos que ella veía en las revistas y en la televisión.

Después de contarle con detalle a mi mamá lo que había presenciado, ella decidió hablar con Tiffany y preguntarle qué estaba sucediendo. Estoy segura que mi hermana me odió más que nunca en ese momento, pero muy dentro de mí sabía que había hecho lo correcto. En esos momentos mi mamá pretendió no saber lo que realmente estaba sucediendo para que ella aceptara ir al médico. Tiffany era una niña rebelde y hubiera sido muy difícil brindarle ayuda si ella se sentía forazada a hacer algo que no quería hacer. Cuando mi mamá la llevó a al médico, este le diagnosticó gastritis severa y le encontró llagas en el esófago. A pesar de que las pruebas estaban ahí, Tiffany nunca quiso admitir que ella se había estado provocando el vómito por meses. De niña nunca supe la razón por la cual mi amada hermana estaba sufriendo tanto, pero, gracias a los medicamentos que el doctor le prescribió y a sus ganas de mejorarse, mi hermana logró vencer su batalla contra la bulimia.

Han transcurrido casi 20 años desde ese oscuro capítulo en la vida mi hermana. Recientemente ella y yo logramos hablar con detalle de su experiencia sobre dicho trastorno alimenticio. Ella me confesó que todo empezó por que una de sus 'amigas' le decía que era muy gorda y que el secreto de ella era forzarse el vómito. Al ver que esto le daba resultados rápidos a su amiga, Tiffany decidió imitar ese "procedimiento". En esos momentos ella no entendía e ignoraba las repercusiones graves a su salud que podría provocar dicho comportamiento. Pasó un buen tiempo antes de que pudiese superar la bulimia, ya que en su caso, estaba íntegramente ligada con su baja autoestima. "Lograr superar esta situación requiere de mucho trabajo y considero que la terapia y aprender a amarse a uno mismo es esencial", dijo mi hermana sobre su caso en particular. También me admitió que ver mujeres por la televisión, que para ser catalogadas como bellas, tenían que ser delgadas, altas y llenar cierta clase de requisitos afectó y distorsionó su percepción de la belleza. Fue con el transcurrir del tiempo que ella ha aprendido lo que es la belleza real. "Ser bella es tener una sonrisa que viene de tu alma genuinamente. La belleza está en todo lo que nos rodea, no sólo en la idea distorsionada que tratan de venderte a través de la televisión".

La historia de Tiffany es una entre millones. Es muy difícil dar una suma exacta de cuántas personas tienen un trastorno alimenticio a nivel mundial debido a que no hay suficiente información sobre este tema. Pero según las estadísticas de la Asociación Nacional de Anorexia y otros Trastornos Alimenticios (ANAD), alrededor de 30 millones de personas sufren de algún trastorno alimenticio en Estados Unidos. Para más información, visita la página de NEDA y consulta con tu médico de confianza.

Consulta con un médico siempre que tengas dudas sobre tu salud y bienestar. Los posts de BuzzFeed tienen únicamente una función informativa y no son un reemplazo para el diagnóstico, tratamiento o asesoría médica.

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