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    36 historias superemocionantes de primeras citas de nuestros abuelos

    Hace años sí que había citas como dios manda.

    Hemos pedido a nuestra comunidad de usuarios que nos contaran las mejores historias sobre primeras citas de sus abuelos. Aquí están las mejores.

    1. Casados tras la primera cita.

    2. Cita doble.

    Por desgracia, no tengo historias sobre mis abuelos pero tengo la de los abuelos de uno de mis mejores amigos, que son como los míos propios. Desgraciadamente, el abuelo falleció el año pasado – fue ella la que nos contó su historia.

    Ella tenía 19 años y trabajaba en una biblioteca cerca de la universidad a la que iban ambos. Ella lo vio y le impresionó lo atractivo que era pero nunca dijo nada porque era tímida y no le iban mucho las citas. Entonces su amiga montó una doble cita pero la cita de esa amiga era el abuelo y la abuela iría con el amigo de él. ¡Pero cuando todos se encontraron, al abuelo le gustaba realmente la abuela y no su pareja!

    Empezaron a verse pero él dejó la ciudad tras haber cambiado de universidad para terminar los estudios. La abuela pensó que eso acabaría con su relación, pero se escribieron durante todo el tiempo mientras él terminaba el curso y cuando volvió se casaron unos días después de que ella cumpliera los 21. Estuvieron juntos durante casi 65 años.

    Hace unos años estábamos todos en su casa, en la cocina. La abuela y el abuelo siempre se sentaban en el mismo sitio en la mesa para leer el periódico o hacer algún crucigrama El abuelo estaba mirando a la abuela y ella levantó la vista y le dijo: "¿qué estás mirando?" y el abuelo respondió: "A la misma bella mujer de la que me enamoré hace 60 años".

    – Jacqi Prochaska, Facebook

    3. Problemas por prestar guantes.

    4. Insistiendo durante siete años.

    Un día, mi abuelo vio a mi abuela desde el tejado de la fábrica en la que trabajaba y se volvió hacia el amigo que le acompañaba para decirle: "esta chica va a ser mía". Así que durante SIETE AÑOS fue en su bici desde el Bronx hasta Brooklyn intentando conseguir que se casara con él. Finalmente, tras siete años, ella dejó de decir que no y se casó con él. Estuvieron casados durante 61 años hasta que mi abuelo murió hace unas semanas.

    — Christina Rivera, Facebook

    5. Una historia de amor a lo Disney.

    6. Llamando a todas las puertas.

    Mis abuelos políticos cumplirán 57 años de casados este año. Mi abuela es algunos mayor que él y se conocieron en Singapur (mi abuela es indonesia), mientras mi abuelo estaba en la RAF. La hermana de ella estaba intentando ligarse a un compañero de mi abuelo.

    Mi abuela se trasladó a Londres para trabajar de niñera y allí es donde se volvierona encontrar, y donde él siguió intentando ligársela, aunque mi abuela se negaba porque lo consideraba un niñato. Mi abuelo sabía en qué barrio trabajaba mi abuela, pero no la casa exacta, así que estuvo llamando todas y cada una de las puertas durante un par de días hasta que la encontró. Fue TAN insistente que ella decidió darle una oportunidad para que la dejara en paz... pero han estado juntos desde entonces.

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    7. Huyendo de los antidisturbios.

    8. Clases de conducir.

    Mi abuelo trabajaba en Correos y una semana le cambiaron la ruta. En su nueva ruta conoció a la familia de mi abuela y observó que recibían correo de Suecia (mi bisabuelo era inmigrante sueco), un país que a mi abuelo siempre le había interesado. Conoció a mi abuela y, de alguna forma, se enteró de que quería sacarse el carnet de conducir. Ella le dijo "tú me enseñas a conducir y yo te cuento cosas sobre Suecia". Pues sí: ella se sacó el carnet y los dos se enamoraron.

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    9. Llamadas de teléfono.

    10. Cartas de amor en los zapatos.

    Mis abuelos vivían en la Grecia rural, donde los matrimonios concertados eran lo más habitual, pero mi abuelo se enamoró de mi abuela en cuanto la vio, así que solía escribirle cartas de amor que enviaba mediante un amigo común. Ella tenía que esconder las cartas en sus zapatos para que su estricto padre no las encontrara. Estuvieron felizmente casados durante 60 años, siempre se miraban a los ojos con amor y murieron el mismo día, con un año de diferencia. Eran realmente almas gemelas.

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    11. El impermeable naranja.

    12. Su vestido favorito.

    13. La floristería.

    Mi abuelo había sido amigo del hermano de mi abuela durante más de 20 años, aunque no se conocían entre ellos: cada vez que iban a coincidir, algo lo impedía. Mi abuela estuvo casada durante muchos antes de conocerla, y estaba divorciada a los cincuenta años. Ella tenía una floristería y un día, después de varios años de estar sola, el destino entró por la puerta: por fin conoció al amigo de su hermano, el hombre que se convertiría en mi abuelo. Dos semanas después de conocerse, él le pidió matrimonio porque "no quería perder más el tiempo". Se casaron dos años antes de que yo naciera y nunca se han separado. Mi abuelo biológico murió cuando yo tenía dos años, pero este me ha cuidado como si fuera mi abuelo real, y siempre le voy a estar agradecida por el amor y felicidad que ha dado a mi abuela, por ser un increíble padrastro para mi madre y el mejor abuelo posible para mí. El amor que sienten entre ellos es eterno – nunca es demasiado tarde para encontrar a tu alma gemela en una floristería.

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    14. Los caramelos.

    15. Se quedó con el trabajo de su padre.

    A mi abuela paterna la criaron en Chile sus padres británicos. Su padre era el director de una gran granja de ovejas. De adolescente, ella se enamoró de un trabajador del rancho, alguien a quien su familia consideraba inadecuado, y la enviaron a un internado en Inglaterra.

    Unos años después ella era ya una joven viuda con tres niños pequeños. Un día, llegó a su puerta una carta: ese joven nunca se había casado y había ascendido. Ahora tenía el trabajo que había tenido su padre hace años. Él le confesó su amor y su deseo de cuidar de ella y de sus hijos. Ella volvió a Chile, donde crió a mis dos tías, mi padre y un hijo que tuvieron juntos. Compartieron una vida larga y feliz.

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    16. Las cortinas rojas.

    17. Le hizo un favor.

    Mi abuelo emigró de Alemania a Canadá unos cinco años después de la Segunda Guerra Mundial. Cuando estaba en el barco, un hombre llamado Alfred se acercó a mi abuelo y le suplicó que le prestara dinero, diciendo que cualquier cantidad serviría. Él viajaba a Canadá pero, al contrario que mi abuelo, partía sin dinero ni arreglos. Así que mi abuelo le dio unos 25 dólares. Alfred estuvo tan agradecido que le juró a mi abuelo que se lo devolvería, a pesar de sus protestas. Así que mi abuelo le dio la dirección donde se quedaría en Toronto y enseguida se olvidó del favor.

    Unos seis meses después, llamaron a la puerta y mi abuelo abrió. Era Alfred. Pero no estaba solo. Con él había una joven llamada Johanna que miraba tímidamente por detrás de la espalda de su hermano. "Dije que te pagaría así que, a cambio, quiero que conozcas a mi hermana." Este pequeño favor llevó a un matrimonio de 56 años.

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    18. El arma secreta.

    19. Se enamoró de una voz.

    Mi abuelo era piloto de guerra y mi abuela era su contacto en la base. Nunca se habían encontrado pero mi abuelo se enamoró de su voz. Un día estaba volando en una misión especialmente peligrosa y le preguntó a ella si se casaría con él si volvía a casa. Ella solo quería que volviera a salvo, así que le dijo que sí. Estuvieron felizmente casados durante 50 años.

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    20. Le leyó la mano.

    21. Todo queda en familia.

    Mis abuelos son Sikhs punjabis, nacidos en Malasia durante una época en que los matrimonios concertados eran muy comunes. En las bodas punjabi, el vínculo no se crea solo entre el marido y la esposa sino entre las dos familias, se forma una gran unión. Durante el periodo anterior y posterior a la boda de A y B, C (la hermana pequeña de A) y D (el hermano pequeño de B) se conocieron y se enamoraron. Sin embargo, C estaba prometida para casarse con otro y tanto C como D estaban a punto de empezar a estudiar medicina en Adelaida, Australia, y Madras, India, respectivamente.

    Durante los siete años de carrera, se escribieron cartas de amor una vez a la semana (que ambos aún conservan). Finalmente, tras terminar los estudios, D le preguntó al padre de C si le daría la mano de su hija en matrimonio. Al principio, esto no salió bien porque el padre de C era muy tradicional pero al final accedió a ver lo enamorados que estaban y C y D (mis abuelos) llevan casados más de 50 años (¡y aún están muy enamorados!).

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    22. Enfermedad fingida.

    23. Una bola de papel.

    Mi recuerdo favorito de mi abuelo, Frank, es cuando me contó cómo conoció a mi abuela, Bea, mientras mirábamos sus fotos de boda.

    Mi abuelo servía en el ejército y había estado en su ciudad natal durante un fin de semana de permiso. Estaba de pie en la plataforma de la estación de tren, en uniforme, preparado para volver al cuartel. Había también otros muchachos en uniforme, más grandes y atractivos que él (según él dice). De repente, una bola de papel llegó volando por las vías desde la otra plataforma. El tipo grande de delante de mi padre la cogió, pero la chica que la había tirado dijo: "No, tú no. El que está detrás de ti". Es decir, mi abuelo.

    Resultó que mi abuela era demasiado tímida para lanzarla ella, así que lo hizo su amiga: mi abuela estaba toda roja de vergüenza detrás. Mi abuelo cogió el papel y vio en él el nombre y dirección de ella. Durante los siguientes meses se escribieron un montón y al final acordaron una cita cuando él volviera a estar de permiso. Se casaron con una ceremonia en una pequeña iglesia un año más tarde. En todas las fotos, mi abuela irradia felicidad y mi abuelo tiene la típica sonrisa del "niño con zapatos nuevos". Él la amó más que a nada.

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    24. Notitas de amor en la iglesia.

    25. Un número de teléfono clavado.

    26. Mudanza a Canadá.

    Mis abuelos se conocieron en el campamento de desplazados de Fritzlar al final de la Segunda Guerra Mundial. Mi abuelo era soldado americano y mi abuela era una de los miles de trabajadores forzados polacos no judíos hechos prisioneros por los alemanes.

    Mi abuela trabajaba como intérprete en el campo y hablaba polaco, alemán, francés e inglés. Querían casarse pero Estados Unidos no aceptaba muchos desplazados y un matrimonio en una Europa desgarrada por la guerra no sería reconocido por Estados Unidos. Mi abuela consiguió el visado para viajar a Canadá para trabajar.

    Tras un año en Canadá, se casaron. Mi abuelo pudo, finalmente, llevarla a su casa, en Chicago, donde encajaron en la gran comunidad polaca que había. Pudieron incluso ayudar a moverse a Estados Unidos a tres de los hermanos de mi abuela en los años 60 de la Polonia oprimida por el comunismo. La suya es la relación ideal que toda mi familia aspira a tener.

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    27. Escuela para invidentes.

    28. A por el desayuno.

    Mi abuelo había ido a Pune (una ciudad india) desde Kerala (un estado de India) en busca de trabajo durante el gobierno británico. Consiguió trabajo de cajero en un sitio que daba desayunos. Mi abuela, que era una joven viuda, solía ir al lugar donde trabajaba mi abuelo para llevarse té y desayuno para su padre. Para mi abuela, fue amor a primera vista. Según mi abuelo, él se enamoró de sus ojos verdes. Ella lo persiguió durante un tiempo. Inventando excusas para ver al abuelo, ella y sus amigas pasaban por allí cada día y, bueno, funcionó y se casaron. Eran ambos de dos culturas y religiones totalmente diferentes y hablaban distintos idiomas.

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    29. Una moneda al aire.

    30. Guante escondido.

    Mi abuela siempre tenía una cita en su cumpleaños. En la víspera de su vigésimo cumpleaños, en noviembre de 1945, aún no había encontrado con quién. Un ama de llaves de la universidad a la que asistía le aconsejó que fuera con su amiga al club de estudiantes para ver qué podía pillar, pero en vez de eso se fueron a un bar. Las dos mujeres eran las únicas clientes, aparte de dos tíos algo más mayores demasiado tímidos para dar el primer paso.

    Mi abuela, por el contrario, no era nada tímida. Casi se habían rendido y se estaban marchando cuando mi abuela dijo: "se acabó". Se quitó un guante blanco, lo metió en su bolsillo, arrastró a su amiga dentro del bar, mientras ésta protestaba, y preguntó a los chicos si le podían ayudar a buscar el guante que había "perdido". Al final de su inútil búsqueda, los hombres se ofrecieron a acompañarlas a casa.

    Una vez fuera, mi abuela sacó el guante de su bolsillo y se lo puso delante de todos. El hombre que caminaba junto a ella esa noche y que la acompañó al cine la noche siguiente (su cumpleaños) se convirtió en mi abuelo.

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    31. La aduana.

    32. La urraca.

    Mi abuelo vivía a tres puertas de la abuela. ¡Él tenía una urraca como mascota que le robó a ella alguna joyas, así que él llamó a su puerta para devolvérselas y se enamoraron!

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    33. Todo por el té.

    34. La multa.

    Cuando mis abuelos estaban en la universidad, mi abuela robó una señal de "estacionamiento médico" de un aparcamiento del campus. Alguien la delató y le pusieron una multa. Ella no podía pagar la multa, así que un extraño la pagó por ella. El extraño era mi abuelo. Llevan casados más de 50 años. Aunque nadie lo va a confirmar, tengo la impresión de que mi abuelo la delató para poder pagar la multa y pedirle salir.

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    35. El perrete.

    36. Sobrevivir juntos.

    Mis abuelos eran supervivientes del holocausto y se conocieron en un campo de concentración. Mi abuela trabajaba en la cocina y los amigos de mi abuelo que trabajaban con ella en la cocina le presentaron a mi abuelo. Un día, mi abuelo vio a mi abuela sentada en una piedra, sollozando. Él se detuvo y le preguntó qué le pasaba. Ella no respondió. Entonces él le levantó la barbilla y, al alzar ella la mirada, le preguntó de nuevo. Ella le dijo: "Acabo de enterarme de que han matado a toda mi familia. Soy la única que queda y estoy sola. No tengo a nadie."

    Entonces él la miró a los ojos y dijo: "De ahora en adelante, donde yo vaya irás tú, lo que yo coma lo comerás tú".

    Estuvieron juntos hasta el día en que ella murió.

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    Este artículo ha sido traducido del inglés.