AMLO todavía no es presidente y los medios se alistan para lo peor

    Opinión: Hay dos opciones o se reducen costos o se suben ingresos, aparentemente se están yendo por la primera opción

    Grupo Milenio pasó la podadora y recortó decenas de puestos de trabajo. Hay quienes hablan de despidos de hasta 150 personas. Lorenzo Meyer y José Woldenberg dejaron de publicar esta semana en Reforma, al parecer por razones económicas. Fernanda Familiar dejará de producir su revista impresa después de 15 años. ¿Es hora de chocar nuestras cabezas unos contra otros y sacarnos los sesos?, pregunta el periodista Kent Brockman al Profesor Cocoon en Los Simpson.

    Por razones económicas @Reforma decidió suspender la publicación de mi columna semanal “Agenda Ciudadana”. Lamento su situación y les deseo mejor fortuna en el futuro.

    Un ambiente de nerviosismo se vive en distintas redacciones de medios de comunicación. La advertencia de que Andrés Manuel López Obrador reducirá 50% el presupuesto de la publicidad oficial del gobierno federal ha dejado una sensación de urgencia. En algunos casos las instrucciones corporativas han sido muy explícitas: “O se reducen costos o se suben ingresos”. Y hay quienes optan sólo por la primera opción. Tampoco debe sorprendernos: buscar la chuleta en un mercado abierto es mucho más complicado que negociar con el funcionario en turno la “bajada” de recursos públicos. Y si el dinero público ya no estará disponible, suena lógico elegir la primera instrucción corporativa: los recortes.

    Hoy se despide el maestro WOLDENBERG de @Reforma.

    No podemos dar por hecho que el anuncio de una menor inversión pública sea la causa directa de los recortes y políticas de austeridad al interior de los medios de comunicación. Tampoco de su desaparición. Hay muchos factores que impactan el negocio de la industria periodística y de contenidos, desde la emergencia de nuevos competidores (como Buzzfeed: un medio estadounidense haciéndose un hueco entre la audiencia y el mercado publicitario mexicano), la migración de los presupuestos publicitarios hacia Google y Facebook o las tendencias de concentración de medios que motivan férrea disciplina financiera y menores costos de producción. Pero tampoco cabe duda de que el anuncio de AMLO ha alborotado las cosas.

    En el río revuelto hay quienes aprovechan para rasurar sus redacciones y otros que se preparan para un escenario de ingresos negativos. Las opciones no son excluyentes. La apuesta sensata a largo plazo es la calidad del contenido. Y parece que entre los actores tradicionales no está contemplada.

    Hay motivos para la expectación: si AMLO cumple su palabra y reduce el presupuesto de la publicidad oficial, habrá menos dinero público para repartir. ¿Entonces es hora de chocar nuestras cabezas? Por supuesto que no: es hora de esperar una transformación en el ecosistema de medios pensada exclusivamente en mejorar el servicio y los productos que ofrecemos a los consumidores.