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    Obama defiende su legado: “A veces uno no puede llegar a un punto medio”

    En la entrevista de BuzzFeed News con el presidente Barack Obama, él celebra Obamacare y la igualdad del matrimonio entre personas del mismo sexo, es duro con Vladimir Putin y Staples, y da la pauta para Hillary Clinton.

    WASHINGTON — El 10 de febrero de 2007, el presidente de Estados Unidos Barack Obama salió del capitolio de Springfield, en el estado de Illinois, y anunció su candidatura para presidente, con la promesa de un llamado generacional para cambiar “las formas de Washington”, con la esperanza de un “futuro de posibilidades ilimitadas”. Los periodistas observaron al senador desde un edificio que estaba detrás de la multitud de gente que tenía frío y se expandía. “Lo que nos detuvo es el fallo en el liderazgo, la pequeñez de nuestras políticas,” dijo Obama, “la facilidad con la que nos distraemos por lo trivial y sin importancia, nuestro evitar crónico de tomar decisiones difíciles, nuestra preferencia por anotar puntos políticos fáciles en vez de arremangarnos las mangas y construir un consenso para enfrentar problemas grandes”.

    Ocho años después, hasta el día de hoy, el presidente Obama ofreció una defensa entusiasta, y a veces combativa, de sus seis años en su puesto, y de las formas en las que la política que él buscó cambiar convirtieron su presidencia en una más táctica, más dura, y algunas veces más frustrante que lo que esperaba la multitud en Springfield. Su entrevista con BuzzFeed News el martes llega en un momento en el que él siente el impacto y los límites de su menguante presidencia. Fue la última de una serie de conversaciones con medios de comunicación que no existían, o que apenas existían, cuando él se postuló como presidente la primera vez. Y fue el último de sus esfuerzos para hacerse escuchar, a sí mismo y a sus mensajes, por votantes jóvenes que escuchan a través de una confusa conversación mediática que ninguna figura pública puede controlar del todo.

    Obama habló de frustraciones, desde la dificultad de la pobreza urbana hasta la personalidad de Vladimir Putin. Pero él estuvo más animado en su defensa de dos de los elementos que tal vez sean los más grandes de su legado en la política doméstica: su ley de salud (Affordable Care Act u Obamacare) que aprobó con un costo fiscal alto y un costo político aún más alto, y la llegada de una igualdad legal verdadera para los americanos gays y lesbianas. En esta entrevista, criticó al CEO de la gigante empresa de insumos de oficina Staples por evitar proveer seguro médico a algunos empleados, y reflexionó sobre su propio camino indirecto para apoyar la firma del cambio en los derechos civiles de su mandato, la igualdad de matrimonio.

    “De lo que estoy muy orgulloso es de ver qué tan rápido cambió este país y quizás del pequeño rol que cumplí, pero estoy seguro de que mi departamento de justicia y otros también cumplieron un papel importante en esta administración para llegar al lugar donde necesitamos estar” dijo Obama. El presidente expresó que la negativa del lunes de la Corte Suprema de Alabama al casamiento a parejas del mismo sexo fue un signo de que “aunque tengamos una masa crítica de estados que reconocieron el matrimonio entre personas del mismo sexo, no tiene ningún sentido para nosotros ahora tener este sistema de parches”.

    La victoria de Obama en 2008 marcó un momento de intensa esperanza para muchos de los grupos que forman parte del movimiento progresista (defensores del medio ambiente, de los derechos humanos y de los inmigrantes), quienes pensaron que los objetivos tan buscados en la política durante mucho tiempo podrían estar a punto de convertirse en realidad. De hecho, los activistas del matrimonio igualitario estuvieron entre los más escépticos respecto a Obama en sus primeros años y fueron los que más lo presionaron. Pero hoy, los líderes gay y lesbianas son tal vez los seguidores de Obama más satisfechos con él, mientras que otros se decepcionaron por la incapacidad del presidente de aprobar una legislación de gran alcance en relación al medio ambiente, de re-escribir leyes laborales o de alterar de forma profunda el panorama de la cuestión racial en Estados Unidos o la justicia criminal.

    Obama dijo que no piensa que los activistas LGBT se organizaron mejor o lo presionaron más fuerte, sino que sus objetivos eran más fáciles de alcanzar.

    “Creo que la comunidad hizo un trabajo excelente. Pero, bueno, también lo hicieron las organizaciones de derechos de los inmigrantes y las organizaciones civiles” dijo Obama. El cambio dramático en el matrimonio igualitario “tuvo que ver con la voluntad de la gente en reconocer sus lazos con las comunidades LGBT o por gente en sus propias familias” agregó.

    “Pero, francamente, parte de esto también es que una cuestión como la no discriminación para la comunidad LGBT es un poco más fácil que asuntos como la pobreza dentro de la ciudad, ¿no? El hecho de que uno no discrimine a una persona gay puede que requiera cierto cambio de actitud mental, pero no requiere que potencialmente se le pida al gobierno que provea más ayuda a los chicos pobres para que tengan más guarderías de buena calidad”.

    La política doméstica padeció otras frustraciones, algunas más grandes como la negación del congreso para limitar las emisiones de dióxido de carbono, y otras cuestiones más amplias y complejas como la política respecto a la justicia criminal. En la entrevista, Obama no respondió de forma directa una pregunta sobre un hombre que está luchando por volver a trabajar después de una sentencia por posesión de marihuana, y dijo que la Casa Blanca empezó un amplio proceso de reforma, pero que el último intento de prevención del gobierno fue “particularmente devastador en algunos segmentos de la comunidad”.

    De forma inesperada para el presidente mismo, la política exterior fue de algún modo dictada por las prioridades de los líderes del mundo. Una de las victorias más recientes fue la voluntad de China para negociar un acuerdo climático. Pero el presidente ruso Vladimir Putin frenó en reiteradas ocasiones los esfuerzos de Estados Unidos para ejercer poder en Europa y el Medio Oriente.

    “Putin tiene un pie en el pasado soviético. Así es como pasó sus años. El manejaba la KGB. Esas fueron sus experiencias formadoras”, dijo Obama sobre Putin. “Entonces, pienso que él concibe a los problemas a través de una mirada de la Guerra Fría y, en consecuencia, pienso que él se perdió algunas oportunidades para que Rusia diversifique su economía, estreche lazos con sus vecinos, y represente algo diferente a la antigua agresión tan al estilo soviético”.

    “Sigo teniendo esperanzas en la posibilidad de que Rusia acepte una solución diplomática por lo que hicieron en Ucrania. Creo, a su favor, que fueron capaces de compartimentar y continuar su trabajo con nosotros en cuestiones como el programa nuclear de Irán”, dijo Obama, y advirtió que, de todos modos, una economía rusa débil representa una amenaza mayor para ambos países.

    “Eso es malo para Rusia y, con el transcurso del tiempo, para los Estados Unidos porque si a Rusia le va mal, la preocupación sería que ellos vuelvan a viejas ideas expansionistas que realmente no tendrían que tener ninguna aplicación en el siglo 21”, dijo Obama.

    Obama se guardó sus palabras más ásperas para las empresas estadounidenses que no aceptaron por completo el espíritu de su revisión de la ley de salud (Affordable Care Act). Bajo Obamacare el gobierno federal, a partir del mes pasado, requiere a las compañías de más de 100 empleados de tiempo completo cubrir los gastos de seguro médico o pagar multas de $2,000 a $3,000 dólares por empleado. Esta legislación se aplica a empleados que trabajan al menos 30 horas por semana, y algunas empresas ahora están haciendo grandes esfuerzos para asegurarse que sus empleados de tiempo parcial no excedan sus horas.

    En particular, la gigante empresa de insumos de oficinas Staples, como BuzzFeed News informó en exclusiva el lunes, amenazó a empleados con echarlos si fichaban más de 25 horas por semana.

    “No hay motivos por los que un empleador en este momento no está facilitando seguro médico para que desanime a sus empleados de obtener seguro médico en su trabajo, o de ser capaces de obtenerlo ellos mismos a partir de la aplicación del Affordable Care Act,” dijo Obama. “No revise cual es... la remuneración del CEO, pero me imagino que [Staples] debe tener los medios económicos para tratar a sus empleados de forma favorable y para darles algún tipo de seguridad financiera básica y, si no pueden, ellos deberían dejar a esos empleados obtener el Affordable Care Act sin reducir sus salarios”.

    El CEO de Staples Ronald Sargent se llevó $10.8 millones de dólares en su remuneración total el año que terminó el primero de febrero. La companía informó que generó $707 millones de dólares en ganancias.

    “Una cosa es cuando alguien tiene un negocio familiar y no puede darse el lujo de brindar una ausencia por enfermedad paga, o seguro médico, o un salario mínimo a sus trabajadores… Pero cuando escucho a grandes corporaciones que hacen miles de millones en ganancias tratando de culpar nuestro interés en proveer seguro médico como una excusa para reducir los salarios de los trabajadores, me da vergüenza ajena”, dijo Obama.

    Este es Obama en su faceta empática, con su sello distintivo de sus logros políticos e imparcialidad económica. Obama encontró, en los últimos dos años de su presidencia, una satisfacción obvia en la pelea, a veces unilateral y con un perfil populista cada vez más acentuado por sus iniciativas políticas más grandes como Obamacare, y sobre todo por empujar cuestiones profundas que marcaron su generación, como la reciente apertura a Cuba.

    Pero esa claridad singular no siempre se extendió al núcleo de cuestiones que van a dar forma a su legado.

    Obama le dijo a BuzzFeed News que sus propias idas y vueltas respecto al matrimonio igualitario (él lo apoyó en un cuestionario que llenó en 1996, luego se opuso en el senado de Estados Unidos y como presidente luego “evolucionó” para apoyarlo de nuevo) le enseñó una lección sobre política.

    “Esas son los tipos de cosas que uno aprende mientras avanza en la vida pública: a veces uno no puede llegar a un punto medio”, dijo Obama. “A veces uno tiene que ser muy claro respecto a que esto es lo correcto”.

    Discutió, de todos modos, la disputa de su ex principal consejero político, David Axelrod, de que Obama confundió a los votantes en 2008 cuando se opuso al matrimonio entre personas del mismo sexo. Axelrod escribió en su nueva autobiografía que Obama “modificó” su postura porque su auxilio alienaría a los líderes cristianos negros, y luego se quejó de que a él no le gustaba “mentirles” a los votantes sobre eso.

    “Creo que David está mezclando mis sentimientos personales con mi postura sobre este asunto”, dijo Obama. “Siempre sentí que las parejas del mismo sexo tendrían que ser capaces de disfrutar de los mismos derechos, de forma legal, como cualquier persona, y fue frustrante para mí no ser capaz de encasillar eso con lo que fueron un montón de sensibilidades religiosas”.

    Obama dijo que cree que las uniones civiles fueron “un modo suficiente de emparejar ese círculo”, pero que “el dolor y la sensación de estigmatización que padecían las parejas del mismo sexo que son amigos míos” lo hizo cambiar de opinión.

    “Creo que la noción que de algún modo siempre estuve a favor del matrimonio en sí no es del todo correcta”, dijo Obama. “El viejo cuestionario… es un ejemplo de luchar contra lo que fue un problema real en ese momento que es, ¿cómo nos aseguramos de que las personas disfruten de sus derechos y, al mismo tiempo, considerar esas sensibilidades religiosas?”

    El rápido cambio en la actitud de los estadounidenses respecto a gays y lesbianas puede que haya marcado un cambio generacional en la administración de Obama. Pero el presidente también reconoció el martes que la política estadounidense tomó un rumbo generacional marcha atrás: los candidatos líderes de los partidos Demócratas y Republicanos pertenecen a la generación del baby boom, es a ella a la que pertenecen los nombres políticos más famosos hoy en día.

    “Ambos son candidatos muy calificados”, dijo Obama. “A Hillary Clinton la conozco mucho mejor que lo que lo conozco a Jeb Bush y pienso que ella sería una presidente destacada”.

    La conclusión es que, para Obama, Clinton o cualquier otro candidato va a tener que manejar una serie de cuestiones que van desde la recuperación económica hasta “una prosperidad basada en un campo más amplio”.

    Obama no perdió el carisma del 2008. Cuando se le preguntó sobre su diversa coalición fue rápido en dar la pauta a la mujer a quien le ganó siete años atrás: “Creo que es importante recordar que gané en el estado de Iowa, que no tiene una de las poblaciones más diversas del país”, dijo Obama.

    La cuestión central puede que sea, de todos modos, si Clinton u otro Demócrata puede reacomodar la nueva coalición que hizo que Obama consiga la victoria, una mayoría estrecha pero creciente que está compuesta de votantes jóvenes, mujeres, blancos y latinos. Cuando se le preguntó si el próximo nominado podría heredar esa coalición de él, Obama respondió enseguida con una negativa.

    “No creo que ningún presidente herede una coalición” dijo, mientras sacudió su cabeza. “Creo que cualquier candidato tiene que ganarse a la gente sobre la base de lo que representa, de su mensaje y de su visión para el futuro”.