1.
Prefieres enviar mensajes mil veces antes que hablar por teléfono.
2.
Entras en pánico cuando suena el teléfono.
3.
Contestar al teléfono en el trabajo o delante de otras personas no hace más que aumentar el pánico.
4.
Has ignorado llamadas de tu familia.
5.
Has ignorado llamadas de tus amigos
6.
Recibir llamadas de un número desconocido o privado es, literalmente, lo peor del mundo.
7.
Te has inventado toda una lista de excusas para justificar por qué no coges el teléfono.
8.
Las excusas de esa lista van a peor y a peor.
9.
Nunca has llamado a nadie en medio de una borrachera porque, incluso cuando llevas una buena tajada, no se te ocurre nada peor que eso.
10.
Has ido a trabajar incluso estando enfermo/a porque no eres capaz de llamar para decir que no vas a ir.
11.
Ves a la gente haciendo llamadas largas y adorables en las películas, y sabes que eso no puede ser real.
12.
Has llegado a perder relaciones y citas porque te niegas a hablar con ellos por teléfono.
13.
Maldices a la persona que inventó el teléfono.
14.
Admiras y odias a partes iguales a las personas a las que les encanta hablar por teléfono.
15.
Y tampoco te fías ni un pelo de estas personas.
16.
Tienes minutos ilimitados en la tarifa de tu teléfono, lo cual te hace mucha gracia porque utilizas aproximadamente tres.
17.
Te han echado la bronca personas más mayores que tú que no comprenden por qué todo tiene que ocurrir por mensaje.
18.
Te han llamado "millenial" por tu actitud en contra de hablar por teléfono.
19.
Básicamente, el único mensaje que quieres enviar a la gente es: DEJAD DE LLAMARME DE UNA PUTA VEZ.
