1. No puedes llorar a gusto con una buena comedia romántica porque sabes que la gran mayoría de ellas reproducen relaciones problemáticas basadas en la desigualdad.
2. Descubres que la mayoría de tus amigas son mujeres cariñosas, dulces, inteligentes y terriblemente empáticas saliendo con hombres-niño de treinta años que no dejan de causarles quebraderos de cabeza.
3. Y te das cuenta de que también tú has tenido relaciones que podrían aparecer en un catálogo de familias típicas de los años 50.
4. Descubres que tu grupo preferido de todos los tiempos son en realidad un quinteto de tristes machirulos que llevan toda su carrera echándole la culpa de todos sus problemas a sus ex.
5. Y que prácticamente todas las películas y los libros que has consumido hasta el momento tratan sobre un hombre mediocre en una crisis de mediana edad acostándose con chicas de veinte años mientras rodea sus hazañas de un halo de profundidad.
6. Vives siempre en esa constante duda sobre si diferenciar entre artista y obra o pensar que la obra es parte representativa del artista y QUE TE JODAN, WOODY ALLEN.
7. Ves con claridad que la mayoría de los referentes de tu infancia eran princesitas que necesitaban ser rescatadas por un príncipe.
8. Si tienes pareja, observas pequeños detalles que hasta entonces no dabas importancia porque "las cosas son así" y ahora te resultan intolerables.
9. Y es posible que te hayas distanciado del 97% de tus compañeros de trabajo, el 67% de tus amigos y el 49% de tus familiares.
10. No consigues leer un solo periódico sin cabrearte.
11. Te cabreas cuando te ofrecen una entrada gratis a una discoteca (y no a tu amigo) porque en el fondo sabes que el precio que te están haciendo pagar es ser el reclamo masculino.
12. Y ahora te fustigas a ti misma cada vez que tienes un pensamiento negativo sobre alguna mujer y te paras a pensar si no será a causa de la misoginia interiorizada.
13. Empiezas a percibir cada vez que un tío te interrumpe, te explica cosas o te trata con un paternalismo que se te antoja insoportable.
14. Tu kioskero pasa de parecerte un señor inofensivo a un auténtico baboso.
15. Te cabreas cada vez que ves a una mujer en ropa interior en una marquesina anunciando una simple hamburguesa por cómo la sociedad utiliza el cuerpo de las mujeres como objeto de reclamo para cualquier cosa.
16. Te cuesta IN-FI-NI-TO que una cita no te cause vergüenza ajena.
17. Y te das cuenta de que, en el pasado, trataste regular a otras mujeres por el simple hecho de ser mujeres y porque la sociedad te enseñó que erais competencia.
