El personaje de La Agrado, una mujer transexual dedicada a la prostitución, se subía al escenario en 'Todo sobre mi madre' para intentar salvar una noche de teatro y termina regalándonos uno de los mejores momentos de la película: "Lo que les estaba diciendo, que cuesta mucho ser auténtica, señora y en estas cosas no hay que ser rácana porque una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de si misma".
“Me llaman La Agrado, porque toda mi vida solo he pretendido hacerle la vida más agradable a los demás. Además de agradable soy muy auténtica. ¡Miren qué cuerpo! Todo hecho a medida. Rasgado de ojos, 80.000. Nariz, 200. Tiradas a la basura porque un año después me la pusieron así de otro palizón. Ya sé que me da mucha personalidad, pero si llego a saberlo, no me la toco. Continúo: tetas, dos, porque no soy ningún monstruo. 70 cada una, pero estas las tengo ya superamortizadas. Silicona en labios, frente, pómulos, caderas y culo. El litro cuesta unas 100.000, así que echad las cuentas porque yo ya la he perdido. Limadura de mandíbula, 75.000; depilación definitiva láser (porque la mujer también viene del mono, tanto o más que el hombre), 60.000 por sesión. Depende de lo barbuda que una sea lo normal es de dos a cuatro sesiones, pero si eres folclórica necesitas más, claro. Bueno, lo que les estaba diciendo: que cuesta mucho ser auténtica, señora, y en estas cosas no hay que ser rácanas, porque una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de si misma”.