¿Eres realmente un Hufflepuff?

Dejas de trabajar en ello y culpas a los otros miembros del grupo.

Reúnes al grupo para comeros una pizza y para terminar el proyecto.

Lo terminas por tu cuenta. No estás ocupado este fin de semana.

Asignas a cada miembro del grupo tareas con plazos específicos.

Apoyas a tu amigo, aunque no tengas todos los datos necesarios.

Ayudas a tu amigo a encontrar al verdadero ladrón de comida y limpias su nombre.

Encuentras a alguien con una coartada aún peor y dices que ha sido él.

Intentas demostrar la coartada de tu amigo, que, aunque sea débil, es indiscutible.

Averiguas cuál fue la contribución de cada uno y pagas a todos en consecuencia.

Divides las ganancias equitativamente entre todos.

Afirmas que la persona que compró los billetes (que, oportunamente, eres tú) debería tener un porcentaje algo superior.

Divides en cinco partes e inviertes la parte extra en una fiesta en grupo y más billetes de lotería.

Le pides a tu amigo que deje de invitar a esta nueva persona para salir.

Tratas a la nueva persona con cordialidad y amabilidad. Quizá mejore su carácter.

Le preguntas a tu amigo sobre esta nueva persona para averiguar qué es lo que podría estar molestándole.

Apartas a la persona nueva y le preguntas si le estás molestando de alguna manera.

Simplemente pagas en el tren. Es más caro, pero es mejor que esperar en la fila.

Reclamas que tienes una emergencia y le pides a alguien del principio si puedes adelantarle.

Esperas un poco. Con un poco de suerte, conseguirás un billete antes de embarcar.

Te ofreces a comprar unos cuantos billetes de una sola vez para pasar la línea y resolverlo más tarde en el tren.

Dices que el coche es tuyo y que te vas ya.

Le dices al agente que no sabes de quién es el coche y te vas.

Pagas el medidor hasta que el propietario vuelva.

Le explicas la situación al agente. Él lo entenderá.