1. Mides el precio de todo según cuántas comidas podrías comprar con ese monto en tu próximo viaje.
2. Y también por los bellos lugares en que podrías alojarte por el mismo dinero.
3. Toda vez que estás en una gran crisis existencial, tu reacción natural es reservar un viaje.
4. Ves tu pasaporte como una extensión de ti mismo.
5. Y llenar más páginas de tu pasaporte es, básicamente, la meta de tu vida.
6. Tu Spotify está lleno de listas de reproducción con espíritu viajero, además de tener música que has recolectado en tus viajes.
7. Y tu apartamento está lleno de chucherías y baratijas de tus viajes.
8. Tu Instagram, básicamente, está formado por revistas y blogs de viajes.
Nunca es demasiado el espíritu viajero.