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Cuando su prometido la plantó en el altar, esta novia tomó la mejor foto del mundo

"En cuanto el primer chorro de pintura tocó el vestido, me sentí libre."

Shelby Swink, de 23 años, conoció a su ex prometido en la universidad, en 2011, y tuvieron una conexión inmediata. En marzo de 2014, los dos ya estaban felizmente comprometidos y planeaban la boda para noviembre.

"Puse todo de mí para planear la boda: quería que el día que celebráramos nuestro amor y nuestro compromiso fuera maravilloso", Swink le dijo a BuzzFeed News.

Pero cuando faltaba una semana para la boda, el prometido de Swink le dijo que no la amaba y que no quería casarse.

"Mis sueños de casarme y tener hijos con quien consideraba la persona con la que pasaría el resto de mi vida se desvanecieron", dijo.

"Estaba conmocionada y no sabía qué decir o pensar. Estaba mareada. Los días que siguieron fueron una nube borrosa de llamar a los invitados y cancelar órdenes a los proveedores".

Swink dijo que tuvo suerte de que sus amigos y familia la apoyaran, pero ninguno sabía qué hacer o cómo actuar a medida que la fecha de su supuesto casamiento se acercaba".

Pero Swink estaba segura de una cosa: "lo último que quería o necesitaba era que me tuvieran pena", dijo.

Así que el fotógrafo de la boda propuso hacer una sesión de fotos "arruinando el vestido", en la que Swink arruinara su vestido y se tomara fotos divertidas, no tradicionales, a modo de rebelión.

"Al principio parecía una locura, pero después de pensarlo un poco más, supe que era perfecto para mí", explicó Swink. "Después de todo era sólo un vestido, una cosa material".

"Se suponía que el primero de noviembre sería un día lleno de diversión y alegría con mis amigos y mi familia que me quieren", siguió diciendo. "Decidí no permitir que el error de mi ex prometido arruinara ese plan".

La ex futura novia le preguntó a sus padres si querían participar de la sesión de fotos.

"Mi mamá fue la que compró el vestido, así que yo estaba nerviosa sobre cómo reaccionaría cuando le contara lo que quería hacer. Pero ella y mi papá me apoyaron completamente y querían ayudar".

El papá de Swink incluso llevó champaña y cigarros.

Ella también quería que las damas de honor estuvieran allí, y ellas terminaron estando tan emocionadas por participar como Swink.

"Son el mejor grupo de amigas que podría tener".

El vestido de Swink también se exhibe en un local de vestidos para novias en Menfis, Estados Unidos, a principio de enero. Una parte de las ganancias por los vestidos vendidos en este período irán a una ONG local llamada Be Free Revolution.

"No puedo ni empezar a describir lo liberadora y catártica que esta experiencia fue para mí", dijo Swink. "En cuanto el primer chorro de pintura tocó el vestido, me sentí libre."

A pesar de que la dejaron una semana antes de la boda, Swink es optimista y una inspiración para los demás.

"En vez de recostarme y que la vida me pasara por encima, decidí ponerme de pie y enfrentarla", dijo.

Y si pudiera decirle una cosa a su ex sería esta: "Gracias por evitarme lo que hubiera sido un sufrimiento a largo plazo. Gracias por obligarme a darme cuenta de mi propia fuerza...".

"...Gracias por enseñarme que nadie puede quitarme mi felicidad. Gracias por dejarme ir para que algún día pueda vivir el amor correspondido. ¡GRACIAS!".

H/T: Offbeat Bride por compartir originalmente la historia de Shelby Swink.

Todas las fotos son cortesía de Elizabeth Hoard photography. Síguelas en Facebook aquí.