1. Estás contento quedándote en pijama los fines de semana en lugar de salir hasta altas horas de la madrugada.
2. Has aprendido que nuestras imperfecciones y características únicas son las que nos hacen interesantes.
Seamos sinceros: la monotonía está sobrevalorada.
3. Y que avanzar es importante si quieres seguir creciendo.
4. Te empiezas a emocionar arreglando cosas en tu casa y haciendo proyectos de bricolaje.
¡Sé tu propio manitas!
5. Y no te importa tanto limpiar y arreglar tu piso.
6. Dejas de estresarte por intentar lograr ciertas cosas a determinadas edades.
7. Te preocupa menos suavizar las cosas cuando das consejos a tus amigos.
8. Has dejado de pedir comida a domicilio porque ahora vas de compras todas las semanas y te haces tus propias comidas.
9. Y has dejado dejado de fingir que vas a conseguir hacer todo lo de tu lista de cosas que hacer.
10. No has renunciado del todo a tus sueños, pero también eres más realista con tu trabajo y tu sueldo.
11. Especialmente si es un trabajo en el que pagan bien.
Pero en serio... el dinero por encima de todo.
12. Y realmente disfrutas pagando tus cuentas a tiempo.
13. No te obsesionas con alguien de la misma forma en que solías hacerlo y empiezas a actuar con más madurez alrededor de cualquier prospecto amoroso.
14. Expresas exactamente lo que quieres en una relación e intentas todo lo posible por comunicarte mejor.
15. Sabes que el número de gente con la que has salido y con la que has tenido sexo es irrelevante porque es literalmente sólo un número.
16. Tienes confianza y seguridad en lo que quieres de la vida.
Haz que tus palabras se hagan realidad.