1.
Esa nostalgia que va creciendo a medida que se acercan los días festivos.
2.
Te nace una extraña necesidad de escuchar la música navideña de tu país o ciudad.
3.
Y se multiplican los antojos por los platillos navideños que preparaban en tu casa.
4.
Incluso, intentarás duplicar dichas recetas durante las festividades.
5.
Recordarás constantemente lo que hacías todas las Navidades durante tu infancia.
6.
Te vendrán ganas de ponerte en contacto con amigos que están lejos.
7.
Y obviamente planificarás cenas y encuentros con amigos y conocidos que tienes cerca.
8.
¿El lado positivo? No tendrás que gastar grandes cantidades de dinero en regalos.
9.
Y si estás lejos, podrás celebrar como te plazca:
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Pero, ¿a quién engañas? dentro de ti sientes un poquito de dolor por no estar con tus seres queridos durante estas fechas.
11.
Cuando alguien se queja de lo aburrido que es pasar la Navidad con su familia, tú te lamentas.
12.
Sabes muy bien que te vas a tener que conformar con dar el abrazo de feliz año via Skype o por teléfono.
13.
Pero habrá momentos en los que recordarás que partiste en búsqueda de un futuro mejor.
14.
Y cuando llegue la hora de celebrar, terminarás siguiendo las costumbres del lugar donde estés.
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Pero claro, poniéndole tu sabor y sin abandonar tus raíces... NUNCA.
16.
Y por supuesto, mientras estés celebrando vas a levantar la copa por cada uno de los que no te acompañan en estas navidades
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Porque dentro de ti muy bien sabes que la distancia no es impedimento para querer a la familia y amigos.
