Ir directo al contenido
  • lol badge

Las 21 etapas angustiantes de hacerse una manicura en un salón

¿Para qué me preguntan si las quiero cuadradas o redondas si van a hacer lo que se les de la gana de todas formas?

1. Primero, entras al salón de belleza, probablemente sin una cita.

2. Si estás con tu madre, soportas esta divertida frase demasiado repetida: "¿Esta es tu hermana? ¡Ambas son tan bonitas!".

3. Te paras frente a las opciones de colores como si nunca antes hubieras tomado una decisión por ti misma.

4. Te sientas a esperar tu turno mientras aclaras y justificas varias veces el tipo de servicio que quieres.

5. Finalmente te sientas y eres bombardeada de inmediato con cientos de preguntas incómodas.

6. También: "Oh no, ¿por qué te mordiste las cutículas?"

7. "¿Cuadradas o redondas?". Incluso aunque sabes que el manicurista va a hacer lo que quiera.

8. Mientras que tus uñas están siendo limadas (obviamente de forma diferente a como las pediste), te preguntan: ¿quieres depilarte las cejas?

9. Pagas la manicura justo antes de que comiencen a pintar tus uñas y haces el incómodo cálculo en tu cabeza para saber cuánta propina dejar.

10. Finalmente te atreves antes de la primera capa de pintura e intentas mostrarle a tu manicurista una foto de cómo quieres que queden tus uñas.

11. Una vez que comienzan a pintar tus uñas, piensas de inmediato: "¿realmente se ve así este color fuera de la botella?", porque lo odias profundamente.

12. Después de la segunda capa te das cuenta de que de hecho es un color bonito y el ataque de ansiedad desaparece.

13. Cuando te levantas para secar tus uñas, haces malabares con tus cosas hasta que tu manicurista te ayuda.

14. Te sientas y secas tus uñas por lo que parece una eternidad mientras piensas en todo lo que te estás perdiendo.

15. Y mientras te concentras en no dañar tus uñas, aceptas el masaje complementario tratando de no sentir que eres la persona más rara del lugar.

16. Finalmente estás lista para salir del salón y jugar a ver si eres capaz de sacar las llaves sin dañar tus uñas.

17. Te llueven un millón de adioses de todas las personas en el salón.

18. Llegas hasta tu casa sólo para darte cuenta de que ya dañaste una de tus uñas.

19. No sólo tus uñas no se han terminado de secar, sino que también tienes que ir al baño.

20. Aceptas que tu manicura es imperfecta porque honestamente, de lejos se ve bien.

21. Hasta que te despiertas la siguiente mañana y pareciera que una ardilla hubiera estado royendo tus uñas toda la noche.